El neurólogo Carlo Alberto Defanti, quien ha asistido a Eluana Englaro, de 38 años, desde que ésta sufriera el accidente de tráfico que le dejó en coma en 1992, explicó ayer que «por ahora las condiciones clínicas con estables» y confirmó que se «prosigue con la suspensión total de la nutrición artificial».

El equipo de médicos que se ofreció voluntario para ayudar a morir a Englaro suspendió el sábado totalmente la alimentación e hidratación.

Mientras Eluana Englaro continúa su camino hacia la muerte y el primer ministro, Silvio Berlusconi, persiste en impedirlo, la oposición de centroizquierda y algunos medios de comunicación acusan a «Il Cavalieri» de querer reformar la Constitución en su propio beneficio.

«Ha sido superado todo límite», dijo un inusual editorial «Il Corriere della Sera», mientras que el diario «La Repubblica» señaló que el «caso Englaro» ha dado a Berlusconi «una ocasión perfecta para una política que se apoya en el populismo, el carisma y en la emotividad plesbiscitaria», y añadió que «Eluana ha sido elegida como ganzúa para desquiciar las garantías democráticas y reunir en una sola mano el poder ejecutivo y el legislativo, mientras con la otra pone la mordaza a la magistratura».

El partido Italia de los Valores afirmó que el primer ministro «no sabe lo que representa la democracia» y denució que «cree poder controlar Italia como si fuera su empresa».

El vicepresidente de la Cámara de diputados, Pierluigi Castagnetti, aseguró que utiliza este caso para «deshacer los equi- librios institucionales» y agregó que «podría haber aprovechado estos últimos meses de su mayoría parlamentaria para votar la ley sin esperar al último minuto».