A pesar de que los donostiarras hayan sido los únicos capaces de vencer en ACB a los azulgranas, el mundo de diferencia existente entre el Baskonia y el Bruesa es un poco mayor desde ayer después de que el equipo de Ivanovic pasara por encima de un indolente GBC. Lo peor de la abultada derrota para el equipo de Pablo Laso fue que ésta no llegó por el diferencial de calidad entre ambos clubes, algo contra lo que los guipuzcoanos no pueden competir, sino que el chaparrón les cayó desde la mayor intensidad y defensa de una segunda línea de jugadores azulgranas, que les pasaron por encima a base de tesón.

Siendo, como es, un referente para su gestión, Miguel Santos debería aprender de Josean Kerejeta y de su eterna apuesta por el hambre, el físico y la juventud a la hora de gestionar su club, ya que su apuesta por la experiencia de este año genera muchas dudas en partidos como los de ayer en los que, sin Splitter, Rakocevic ni Teletovic, el Baskonia les pasó por encima en cuanto subió la intensidad.

Y es que, lejos de mostrarse como ese «matagigantes» que ha puesto en serios apuros a los más grandes de la ACB, el GBC vagó por la cancha de Zurbano para desesperación de sus animados aficionados que hicieron frente al temporal y regresaron a sus casas bastante desanimados tras la sexta derrota consecutiva de los suyos y el único consuelo de que todos sus perseguidores también cayeron.

Como buen conocedor del Baskonia, Pablo Laso regresó a Zurbano con las ideas muy claras: aprovechar la ausencia de Splitter en el interior en ataque y en defensa tratar de frenar a Rakocevic y Teletovic, las amenazas exteriores, para lo que de inicio colocó a Urtasun sobre el serbio. Con su juego mucho más equilibrado, los guipuzcoanos llevaron el peso del marcador en un primer cuarto marcado por los errores y en el que, sin acierto exterior, el equipo azulgrana se quedó en 16 puntos.

Sin embargo, la bravura guipuzcoana apenas duró un cuarto. La defensa baskonista tampoco estuvo a la altura de lo que se espera de todo un Baskonia e Ivanovic apostó por un diseño de quinteto muy distinto, apostando por el trabajo con Ilievski, Vidal, San Emeterio, Mickeal y Barac. La receta para la mejoría fue tan simple como difícil de igualar por parte del GBC, defensa asfixiante y percutir el aro rival a base de constantes penetraciones. Aunque sin ninguna floritura, los azulgranas desbordaron a los blanquiazules desde la sobriedad de Ilievski en la dirección, la intensidad de Sergi Vidal, las penetraciones de un Fernando San Emeterio que necesitaba un partido como el de ayer, la bestia técnica y física de Mickeal y de un Stanko Barac que sigue tomándole el pulso a la categoría y aprovechando los minutos que le van dando.

El Baskonia desplegó su versión más dura, ésa que tanto le gusta a Ivanovic y, mientras al Gipuzkoa Basket le costaba incluso lanzar a canasta, el Tau puso la quinta marcha y puso tierra de ventaja en un tercer cuarto muy sólido.

Perdió la cara

A pesar de ser sabedor de que había dejado pasar su oportunidad ante el Baskonia en el segundo cuarto, el Bruesa trató de mejorar su imagen al comienzo del tercer cuarto y parecía conseguirlo hasta que David Doblas, el único visitante que parecía creer en sus opciones, tuvo que retirarse al banco tras una antideportiva y sumar la cuarta falta personal. A pesar de que Ivanovic trató de meter en dinámica a Rakocevic, el de ayer no era el día del serbio e Ivanovic tuvo que recurrir una vez más a sus aleros suplentes para disipar cualquier duda que pudiera haber surgido tras el descanso.

Pete Mickeal se unió al martillo pilón que conformaron Fernando San Emeterio y Sergi Vidal y la ventaja fue aumentando sin descanso, ya que en el Bruesa no había nadie que, ni siquiera trató de dar replica al vendaval azulgrana. En ausencia del capitán, Panko fue el único que simuló tirarse el equipo a la espalda y el conjunto donostiarra vagó por la cancha de Zurbano sin demasiadas intenciones de acercarse en el marcador.

En esta tesitura, con los dos equipos más centrados en no malgastar fuerzas de cara a los exigentes retos que se les presentan -AJ Milan, Real Madrid y Copa para los gasteiztarras y derbi en Ilunbe ante Bilbao Basket para los de Laso- el último cuarto resultó un auténtico trámite en el que la emoción radicó en ver si el Baskonia sería capaz de sumar cien puntos para redondear su mejor racha de victorias en la liga ACB, toda una vuelta.

Entre los minutos que Ivanovic dio a Ariel Eslava y que el equipo levantó un poco el pie del acelerador, al final no pudieron llegar a los tres dígitos y la diferencia final se quedó en un 26 significativos puntos.