Adrián Biniez convenció a la Berlinale con su cinta «Gigante», rodada en Montevideo y exponente de film pequeño que crece secuencia a secuencia. «Es una película pensada para un amigo, el Jara real, pero que pasó a manos de Horacio (Camadule), mejor actor que mi amigo», explicó el realizador, bonaerense de nacimiento y uruguayo de adopción. Camadule, hasta ahora actor de teatro, se ganó a la Berlinale con su gigante de ojos tiernos que interpreta a un empleado del turno de noche en un supermercado, que como todos sus colegas espía a los trabajadores.

Del espionaje a su empleada favorita pasa a seguirla por las calles, por lo que se da cuenta de que comparte con ella mucho más de lo que las apariencias apuntan. La afición al heavy metal, por ejemplo.

«Gigante» representa a un estilo de hacer de cine que tal vez no sorprenda tanto en Latinoamérica, buen surtida de esa generación de cineastas, pero que a la Berlinale le vino bien algo de ritmo de Metallica para la jornada de ayer.

Biniez hizo grande el día y «Mammoth» enervó a más de uno con una historia sensiblera. La tercera película de la jornada, «Rage», de Potter, colocó al espectador ante un film experimental, en formato cásting, donde en cortes de unos 90 segundos tiene ante sí todo un desfile de magníficos actores hablándole a la cámara.

Doble homenaje a Chabrol

El director francés Claude Chabrol recibió un doble homenaje de la Berlinale, ya que además de la Cámara de Oro en reconocimiento a toda su carrera, que se le entregó ayer, llenó hasta más allá del aforo permitido la sala donde se estrenó su último film, «Bellamy».

El cine previsto para la proyección, en la sección Berlinale Special, quedó abarrotado de público, dispuesto a encajonarse entre las escaleras o sentado en cualquier rincón, por el suelo, con tal de no perderse la proyección del film, interpretado por Gérard Depardieu. La cinta, con la que homenajea a Simenon, se une a la larga serie de títulos de serie negra de Chabrol.