Osalan ha certificado que el fallecimiento del ex trabajador de CAF, Ignacio Iturrioz Aizpurua, debido a un cáncer se debió al contacto que mantuvo durante una parte de su vida profesional con el amianto. Estuvo empleado hasta 1966 en esa empresa, para después pasar a Urbasa, de Lazkao, en la que el instituto vasco no ha encontrado ninguna relación con el amianto.

El próximo día 17 se verá en el Juzgado de lo Social número 3 de Donostia la demanda para que sea considerada enfermedad profesional. El grave problema del amianto se está extendiendo como una mancha de aceite también en Euskal Herria.

Con fecha de 14 de enero de 2009, tras obtener testimonios de trabajadores de la empresa en Beasain, Osalan ha obligado a Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles (CAF) a que aplique «rigurosamente» la actividad preventiva «ante los casos de sospecha de posible presencia residual de amianto y equipos de trabajo». También exige a CAF que realice reconocimientos médicos periódicos a todos los trabajadores con antecedentes de exposición a amianto en la empresa. La dirección deberá remitir el listado de trabajadores en activo y deberá comunicar quiénes se encuentren jubilados, para que «tengan controles postocupacionales». En el informe oficial, que fue requerido por el juzgado, Osalan recuerda que Ignacio Iturrioz Aizpurua tuvo contacto con el amianto entre 1956 a 1966 «especialmente en sus trabajos de soldador, carpintero y montaje, donde, aunque no se determinaron las concentraciones de fibras de amianto, pudieron llegar a representar un alto riesgo por inhalación».

También se reconoce como «muy improbable» que el trabajador «utilizara equipos de protección individual de las vías respiratorias en CAF». Por lo que certifica que «el origen del mesotelioma pleural -un tipo de cáncer- es compatible con su exposición a amianto en la empresa del sector ferroviario».

Advierte, por otro lado, que no consta que en CAF se realizaran reconocimientos médicos al trabajador. Osalan reconoce que en Urbasa «no se detectaron situaciones en las que el trabajador pudiera hacer estado expuesto a riesgo de inhalación de amianto durante su trabajo», por lo que el cáncer profesional no tuvo su origen en la compañía ubicada en Lazkao.

Otro fallecido por amianto

Además, el pasado 30 de enero falleció Julián Goñi Lizarza, de Tolosa, por otro cáncer. Estuvo empleado en Calderería Erreka, Calderería Oria, Calderería Intxaurre y Calderería Urto. A éste se le reconoció enfermedad profesional por incapacidad profesional absoluta.

Según ha podido conocer este diario, en su juventud desmontó calderas de barcos de guerra americanos y los montaba, más tarde, en las diferentes papeleras como Zikuñaga, Amaroz y otras. «Venían forradas de amianto y después las forraban de amianto, de nuevo, para su reutilización», según explicaron a GARA quienes conocieron la actividad de Goñi Lizarza.