Las imputaciones por corrupción de 37 cargos electos y empresarios vinculados al PP en Madrid y el País Valencià ha ahondado aún más la crisis que padece el partido de la derecha española cuando quedan escasas semanas para que se celebren las elecciones a los parlamentos de Gasteiz y Galicia.

El juez de la Audiencia Nacional española Baltasar Garzón levantó ayer parcialmente el secreto del sumario, en el que ha imputado al alcalde de Boadilla del Monte, Arturo González Panero, y al ex alcalde de Majadahonda y hasta el lunes gerente del mercado Puerta de Toledo de Madrid, Guillermo Ortega.

Junto a ellos, se encuentra Francisco Correa, habitual organizador de actos del PP durante el mandato de José María Aznar. Correa está vinculado al ex presidente español hasta el punto que ejerció de testigo en la boda de Ana Aznar y Alejandro Agag, una ceremonia que en su momento recibió duras críticas por pretenciosa.

Esta operación judicial ha vuelto a dejar en evidencia la crisis interna que vive el PP, con un Mariano Rajoy que es incapaz de ejercer su liderazgo en Madrid, donde cuenta con la firme oposición de la presidenta regional, Esperanza Aguirre.

Lo sucedido con la dimisión del alcalde de Majadahonda se puede calificar de sainete. Mientras González Panero comparecía el lunes ante Garzón en la Audiencia Nacional, a escasos metros, en la sede del PP, Rajoy informaba de que había dimitido. Al salir de la Audiencia Nacional, González Panero desmentía que hubiera dimitido y, ya por la tarde, señalaba que continuaba siendo alcalde. El culebrón terminaba ayer, cuando González Panero se resignaba a dimitir. Para ello había logrado imponer que también dimitiese su número dos, María Jesús Díaz, considerada afín al sector de Rajoy.

Todo esto sucede semanas después de que se denunciara que miembros del Gobierno de Aguirre habían organizado presuntamente una red de espionaje para vigilar a sus propios compañeros.

Durante toda la crisis, las apariciones de Rajoy han sido inexistentes, lo que ha contribuido a ofrecer una imagen de debilidad frente a los medios que apoyan a Aguirre. La tarea de capear el temporal correspondió ayer a la secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, que aseguró que no consentirán que «se empañe la impecable trayectoria del PP». Curiosamente, Aguirre utilizaba casi exactamente las mismas palabras para defender su gestión en Madrid.