El primer ministro francés, François Fillon, rechazó el martes la solicitud de la patronal de Guadalupe, donde el 20 de enero comenzó una huelga contra la carestía de la vida, para que el Estado financie una subida de 200 euros de los salarios más bajos. Las islas antillanas de Guadalupe y Martinica permanecieron ayer paralizadas por la huelga general.

Como respuesta, el colectivo LKP, que agrupa sindicatos, organizaciones políticas y asociaciones, anunció el mantenimiento y «el refuerzo» de la huelga general. Los sindicatos del sector de la energía, agua y portuario, anunciaron que intensificarán el paro en los próximos días.

En Guadalupe, el portavoz del LKP, Elie Domota, aseguró que Fillon tiene «miedo al contagio» y que las protestas se extiendan a otras colonias, lo que París llama «territorios de ultramar», como Reunión o Guayana. Le acusó de actuar según los intereses de la patronal Medef, que «no quiere gastar un céntimo y exige al Estado que le dé dinero para alimentar a los negros». En esta isla, como en Martinica, un puñado de familias blancas controla buena parte de la economía.

El secretario de Estado para los territorios de ultramar, Yves Jégo, viajó a Guadalupe para buscar un acuerdo que ponga fin al paro. A su llegada, indicó que «el Estado movilizará, a partir de este año, cerca de 190 millones de euros para responder a los puntos evocados en la negociación».

Jégo visitará también Martinica, donde la huelga cumple una semana. Allí, los sindicatos del «colectivo del 5 de febrero» llamaron a la movilización para obtener un aumento de cerca de 450 euros de los salarios más bajos. Éstos lograron una respuesta positiva a una de sus principales demandas: la disminución del 20% en el precio de 100 productos de primera necesidad.