El pasado domingo, Ustaritz tenía que abandonar el campo a tres minutos de que concluyese el primer tiempo del choque entre Valladolid y Athletic. Sufría su tercera lesión muscular de la temporada. De ahí el gesto de desesperación del defensa al abandonar el terreno de juego, e incluso el del entrenador que, en la rueda de prensa posterior al encuentro, sorprendía con una respuesta un tanto altisonante al ser interrogado sobre la lesión de su jugador.

«Pregúntenselo al médico, yo no sé lo que tiene este chico», zanjaba Joaquín Caparrós. Al médico se le preguntó ayer. Y el «chico», según se determinaba en la resonancia a la que se sometió el pasado lunes, sufre una sobrecarga con contractura en el bíceps femoral de la pierna derecha y necesitará entre siete y diez días para recuperarse. Más complicado es encontrar la explicación, no ya de esta lesión, sino de la penitencia que arrastra Ustaritz con los problemas musculares, que han provocado que en las dos últimas temporadas su nombre sea uno de los habituales en los partes médicos del equipo.

Lo cierto es que no hay una «causa concreta», reconocía ayer Josean Lekue, algo que haría mucho más sencillo evitar estas situaciones. «Es un hecho evidente que su grado de lesionabilidad es mayor que el de otros jugadores -admitía el médico rojiblanco-. Es una característica propia, que se evidencia con números» y en la que concurren «muchas causas y muchos factores. Ojalá fuéramos capaces de identificar una causa concreta para que pudiéramos corregirla». Pero no es una cuestión de dos y dos son cuatro aunque, lógicamente, los médicos actúan «sobre los factores que tenemos identificados, con más o menos éxito».

Lekue explicó que, como todos los jugadores, Ustaritz sigue un plan personal de trabajo para la «prevención lesional, que se fundamenta en dos constantes: las características individuales de cada jugador y las incidencias lesionales que hayan tenido. Son los dos fundamentos sobre los que se construye el trabajo de prevención». Y no tiene dudas: todos los implicados hacen bien su trabajo. El propio Ustaritz, al que considera «un jugador absolutamente comprometido con el trabajo» y el cuerpo médico, que sigue «analizando todos los factores que pueden incidir».

Incluso, y pese a que no se trata de un «caso excepcional» -aunque la media de lesiones entre los profesionales se estipula en torno al 1,4 por temporada-, se han realizado consultas externas, en el intento de encontrar una solución a los problemas del jugador.

La única respuesta posible pasa, de momento, por «seguir trabajando», tanto en la prevención como, ahora mismo, en la recuperación. «No hay ninguna alternativa a la tenacidad. Hay que seguir trabajando y ser perseverante ante este tipo de situaciones», admitió.

Amorebieta y Martínez

Mejores noticias hay para el resto de lesionados. Sobre todo para Fernando Amorebieta -sufrió un esguince de tobillo en Sevilla- y Javi Martínez -regresó de Valladolid con una elongación en el adductor-. Todavía no tienen el alta médica, pero podrían estar disponibles para el choque frente al Recreativo.

Por su parte, la recuperación de Ander Murillo, lesionado el pasado 21 de diciembre, vuelve «al buen camino», tras haber sufrido un par de «atascos».