No hubo buenas noticias en el regreso del Eibar al trabajo. El equipo prepara su particular final frente al Huesca mermado aún por las bajas.

Numerosas, como ya lo fueron en Tenerife y como, posiblemente, volverán a serlo el sábado. De hecho, es probable que Carlos Pouso sólo pueda recuperar a uno, Biel Medina, de los siete jugadores que causaron baja el pasado fin de semana, una vez que el menorquín cumpliera su sanción. A cambio, es muy dudosa la presencia de uno de los hombres que sí jugó en el Rodríguez López; Albert Yagüe, que regresó con un esguince leve de rodilla.

Teniendo en cuenta que Markel Robles, Txiki Acaz, Txiki Lombraña y Natxo Insa están descartados, que Jon Urzelai y Raúl García se mantienen en el capítulo de dudas más que serias y que Damián Ísmodes necesita algo más de tiempo para coger ritmo, la situación vuelve a ser precaria. Así que, aunque en esta ocasión es probable que Rudy Carlier pueda estrenarse con su nuevo equipo, también lo es que Pouso vuelva a tirar del segundo equipo, ya que, a pesar de la inclusión del francés en la convocatoria, el técnico podría encontrarse con sólo 17 jugadores disponibles.

Necesidad

Muchas adversidades ante un choque en el que el técnico se juega su futuro. También el equipo, obligado a sumar la mitad de los puntos que restan por disputar si quiere mantener la categoría.

Casi una final, por tanto, o al menos «un partido muy importante», como reconocía Mikel Arruabarrena, «porque llevamos unas jornadas perdiendo. No lo estamos haciendo mal, pero no llegan las victorias ni los empates, así que lo necesitamos, por los puntos y anímicamente».

El delantero, con todo, asegura tener «mucha confianza en el equipo. Podemos dar mucho más y vamos a salir de esta situación, seguro».