Estuvo ocurrente ayer el portavoz del PNV en el Congreso de los Diputados, Josu Erkoreka, al recordar que «aprovechar las cacerías para resolver asuntos políticos era típico del franquismo», y se volvió hiriente con su afirmación de que el ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, tiene un «inmenso parecido» con Nicolai Ceaucescu en la fotografía que ayer publicaba 'El Mundo' en la que aparece rodeado de ciervos muertos. Aunque en cuestión de imágenes, peor es lo de Baltasar Garzón, que ha caído en su propia trampa. A Pedro J. no le ha temblado el pulso para ilustrar su información con dos estampas cinegéticas del juez que éste había incluido en el libro hagiográfico que le escribió Pilar Urbano. Y el diario las firma como si fueran de «El Mundo», con dos narices.

El caso es que al juez de la Audiencia Nacional y al ministro de Justicia los han pillado pasando el «finde» por los montes de Jaén y coincidiendo en cena y cacería, lo que Mariano Rajoy ha aprovechado para armar la marimorena, acusando a Garzón y Fernández Bermejo de connivencia para atacar al PP y rompiendo luego relaciones con el Ministerio de Justicia.

Nadie sabe de qué hablaron el juez y su ministro entre plato y plato o entre tiro y tiro, pero si fue sobre trabajo, tan factible es que conversaran sobre las corruptelas de los amigos de Aznar, Agag, Camps, Aguirre y Rajoy, como que lo hicieran sobre la suspensión de actividades de D3M y Askatasuna, que estos sí que están en el punto de mira. Porque repasando la hemeroteca, podemos observar que Mariano Fernández Bermejo no ha hecho declaración pública alguna sobre las actividades de los comisionistas de la gomina, pero desde el pasado mes de setiembre -y ya es tiempo- viene disparando una y otra vez contra cualquier posible candidatura de la izquierda abertzale. Así que puestos a preguntarse a quién apuntaba «la escopeta nacional» el pasado domingo bien cabría apostar a que la pieza a cobrar eran las listas independentistas.