Raimundo Fitero
Cinegética
Acusan a «Acusados» de plagio. O cuando menos de parecerse demasiado a otra serie. Probablemente. Lo que sí es cierto que plagiada o no, suena a vieja, a ya vista, a unas tramas predecibles, a un tono inverosímil, a un quiero y no puedo. No pueden aprovechar ni su innegable don de la oportunidad. Allí aparecen abogados, políticos, conseguidores, fiscales y jueces, pero como han tirado por un camino fácil, el de hacer una ficción demasiado ficcionada y a cargar las tintas en unas escenas escabrosas que no se resuelven bien, ni en lo técnico, ni en lo interpretativo no atrapan porque existen demasiadas secuencias de características similares, con una intentona de cargarlas de intensidad pasiva, y se pierden, se pierden, quedándose en casi nada. Muy poco interés despiertan y el esfuerzo de algunos de los actores no es suficiente, la desigualdad es tal que a unos momentos excelsos le siguen otros muy flojos en el plano de la actuación, y la audiencia, que no está para bromas malas, les está dando la espalda, y parece sentenciada su continuidad. Esperaremos las noticias, porque además Tele 5 está en caída libre, y todos sus movimientos no hacen otra cosa que despilfarrar su granero de audiencias.
Lo que parece obvio es que García Berlanga retrató perfectamente el franquismo sociológico en aquellas cacerías gloriosas que organizaba el Marqués de Leguineche, en aquellas películas populares y a la vez imprescindibles que tuvieron saga en «La escopeta nacional». Política cinegética. Política, justicia, finanzas, arreglos y transaciones acompañando una migas bien regadas con vino de reserva. Una ceremonia bastante conocida que atufa y que simplemente ser miembro de esas monterías ya califica a sus protagonistas. El problema está que en la foto de Mariano y su colegio de diplomados, parece existir más envidia por no haber acudido a la misma cacería organizada por un alto cargo pepero en Andalucía, para entender mejor la afición inter-partidista de los escopeteros de alcurnia, que argumentos para defenderse de una situación de corrupción tan conocida y tan extendida que da vergüenza hasta incidir en ello.