La cuchipanda del ministro español Fernández Bermejo y el juez Garzón ha dado alas a Rajoy para denunciar un complot contra su partido. Y sobre el asunto se escribieron ayer cosas estupendas.

El editorialista de «La Razón» se ponía muy serio: «Que un Gobierno democrático considere normal un fin de semana festivo entre el juez y el responsable orgánico y político de la Fiscalía mientras se desarrolla la operación para hacer pasar por corrupto a su principal adversario es dudar de la inteligencia de los españoles». No se lo tomen a broma. La cosa va en serio, porque a continuación dice que «Es hora de exigir responsabilidades a quienes se mueven por las alcantarillas del Estado para derrotar al adversario en un juego sucio y antidemocrático». Me suena lo de las cloacas del Estado.

El escriba de «El Mundo» considera que «desde el punto de vista jurídico hay elementos como para apartar del caso a Garzón». Si lo dice Pedro J. Ramírez...

Lo que sigue no tiene desperdicio. Sobre todo si lo leemos desde la perspectiva de Euskal Herria: «Debe aclararse, por otra parte, por qué Garzón ordenó una serie de detenciones, dejó en los calabozos a varias personas e inmediatamente se marchó de fin de semana para solazarse en jornadas campestres». Es como para troncharse de risa, ¿verdad?

Para que vean cómo cambia la percepción de las personas y las cosas, a aquel al que elevaron al Olimpo como juez superstar le acusan ahora en «El Mundo» de estar «acostumbrado a mirar la realidad con las orejeras del sectarismo».

Los nervios deben de estar desatados en la derechona, porque ya empiezan a escucharse las palabras mayores: «Es tremenda la afirmación que ayer hizo Trillo, en el sentido de que `da la impresión de que uno señala (el ministro) y el otro dispara (el juez)'. Lo grave es que la metáfora es certera». Esto ya lo tengo oído yo antes. ¿Y ustedes?

En «El País» lo veían con otros ojos y advertían que «es hacia el interior de su partido donde debe mirar Rajoy, y no hacia quienes desde fuera investigan o piden explicaciones».

El de «Abc», con cierta ironía, reseñaba que «ya se sabe que las cacerías, desde los tiempos de Franco, dan para mucho», mientras sus primos hermanos de «El Correo Español» y «El Diario Vasco» reconocían que «resulta más que dudoso que el PP cuente con base jurídica para recusar a Garzón como instructor de la causa y es excesivo que dicha formación rompa toda relación con el ministro Bermejo». A ver en qué termina el follón.