Elecciones del 1 de marzo
«¿Deben estar en el Parlamento, o detenidos?» «¡Bien dicho, Patxi!»
El diálogo lo escenificaron el candidato a lehendakari y el presidente del Gobierno español en el Palacio Europa de Gasteiz. José Luis Zapatero y su ejecutivo han eludido hablar de la ilegalización de la izquierda abertzale, pero ayer Patxi López le dio pie a hacerlo al revelar que su sede en Elorrio había sido atacada de madrugada. «¿Dónde deben estar, en el Parlamento o detenidos?», preguntó López. «¡Qué bien lo has dicho, Patxi, qué bien!», le aplaudió Zapatero.
Ramón SOLA | GASTEIZ
«Cambio» es la palabra fetiche de la campaña del PSE, pero ayer en Gasteiz el mensaje no levantó pasiones entre su gente, ni siquiera con la presencia estelar de Zapatero en el Palacio Europa. El candidato y el presidente del Gobierno entraron a ritmo de Bruce Springsteen y una canción que habla del «sueño», pero ni siquiera Zapatero se mostró muy convencido de que las cosas vayan a salirle bien el 1 de marzo. Contradijo uno de los principios de los manuales de campaña electoral -dar como ganador seguro al candidato propio- para pedir al electorado que «no esperéis cuatro años más, porque ya sabemos lo que ha dado de sí Ibarretxe».
El auditorio -unas mil personas en una sala de dimensiones reducidas teniendo en cuenta la entidad del invitado- tuvo pocas ocasiones de aplaudir. La más sonora fue quizás cuando López reveló que la sede del PSE en Elorrio había sido atacada de madrugada. Según el Departamento de Interior de Lakua, desconocidos entraron por una ventana, arrojaron mobiliario al suelo y dejaron pintadas en las paredes contra el PSOE o de «D3M aurrera». Tras detallarlo, Patxi López lanzó esta pregunta: «¿Dónde tienen que estar? ¿En el Parlamento o detenidos?».
La afirmación entusiasmó al invitado de La Moncloa, que en las últimas semanas ha querido pasar por alto todo el proceso de ilegalización de la izquierda abertzale. Y le dio pie a afirmar que con López en Ajuria Enea todo iría mejor: «Será un lehendakari firme contra la violencia y el terror, a la vez que capaz de unir a todas las fuerzas para que acabe cuanto antes esa pesadilla y esa lacra abominable que sufrís sobre todo vosotros».
Como cada vez que visita Euskal Herria, Zapatero se autoensalzó por los tiempos en que decidió entrar en un proceso de diálogo con ETA. Dijo que ello les permite llegar «con la cabeza alta» esta cita con las urnas. Y declaró también que demostraron en aquel proceso «templanza para no responder a críticas y a mentiras». En este punto dejó caer un mensaje oculto para Ibarretxe. Aseguró que «por prudencia» nunca ha contestado a su recurrente queja por haber negociado cuestiones políticas con ETA y no con él.
«El absurdo de la consulta»
En paralelo, Zapatero dijo que el candidato del PNV a la reelección no puede argumentar «que Madrid no escucha» (obvió, en cambio, que luego vetó la reforma estatuaria y la consulta). En un punto de su intervención, se quejó de que el candidato del PNV no atiende a los problemas reales «y sí a algo tan absurdo como la consulta».
Zapatero promete que si López logra su objetivo «habrá un lehendakari que se preocupe de los problemas de la gente, y no gente que tenga que preocuparse de los problemas del lehendakari». El cabeza de lista dijo esto mismo con otras palabras. Tras evocar una cita disparatada de Groucho Marx, López constató que «Ibarretxe es marxista, porque ha buscado los problemas que no teníamos y ha encontrado las soluciones que no necesitábamos»
Tanto el inquilino de La Moncloa como el aspirante a Ajuria Enea pintaron a un Ibarretxe obsesionado con la consulta, y pasaron por alto que el candidato del PNV acató su prohibición sin rechistar. Y se quejaron de que en campaña Ibarretxe se está «disfrazando» al poner el acento en cuestiones como la crisis «para no asustar, pero luego volverá el del raca-raca y la coalición por la independencia», indicó López. Y Zapatero añadió que «no parece el mismo con el que me he pasado horas y horas y horas hablando».
Tanta parte de discurso gastaron en hablar del todavía lehendakari, que en un momento concreto a López se le escapó una especie de disculpa por ello. «Bueno, no voy a hablar más de Ibarretxe, porque es tiempo pasado», se corrigió.
En este intento de marcar distancias, el PSE se reivindicó como partido de izquierdas, especialmente por boca de Zapatero, que dijo que «es probable que haya un lehendakari de izquierdas por primera vez en 28 años, como lo es la mayoría de los ciudadanos de este país».
PSOE y PNV asientan su debate sobre claves estatutarias. Después de que Patxi López propusiera desde Gernika una reforma estatutaria basada en el consenso, Juan José Ibarretxe le replicó ayer desde Gasteiz que «aquellos que dicen que van a reformar el Estatuto, quizás sería mejor que lo cumplieran». Se expresó así en un encuentro con jóvenes en el que habló de la necesidad de que los gobernantes conozcan la voluntad mayoritaria de su ciudadanía, pero sin citar expresamente la consulta que vetaron los tribunales españoles.
En respuesta a una pregunta de los jóvenes allí reunidos sobre si los políticos tienen «miedo» a recabar la opinión de los ciudadanos, el candidato del PNV aseguró que «a la vista está que sí», y añadió que «es verdad que vivimos un momento complicado en ese sentido».
«Me pregunto cómo se puede dirigir un país si tienes miedo a oír lo que opina tu propio país desde un punto de vista político o económico; no se puede dirigir ni un país ni una empresa si no conoces qué es lo que piensa el corpus social», apuntó Ibarretxe. En esta línea, abogó por «ordenar la participación. La propia sociedad tiene que decidir en qué cosas quiere opinar, de qué manera quiere hacerlo, y nosotros tenemos que dar contenido de norma, de ley, a todo este tipo de planteamientos».
Mientras tanto, en Tolosa el presidente del GBB, Joseba Egibar, participó en un reparto de propaganda desde el que valoró el veto a la izquierda abertzale de nuevo desde la perspectiva de sus efectos. Aseguró que PSOE y PP se valen de «trampas democráticas» para «combatir a Ibarretxe». «De este modo, borrarían la única mancha verde que queda en el Estado, en que el resto es todo rojo o azul», dijo en alusión a los territorios que controlan los partidos liderados por Zapatero y Rajoy.
Egibar añadió que «el futuro de Euskadi no pasa por España, sino que pasa por más Euskadi». «España es sinónimo de prohibición y de negación de la voluntad del pueblo vasco», añadió tras recordar que el Estado se ha negado varias veces a «respetar» acuerdos aprobados por mayoría del Parlamento de Gasteiz.
Aintzane Ezenarro, cabeza de lista en Gipuzkoa, propuso que «debemos salir de la espiral que suponen la vulneración de derechos y el sufrimiento. Esa es la opción de Aralar, sumamos las tres patas de un proyecto de futuro: izquierda, abertzale y vías políticas».