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Ibon Idigoras, casi una década yendo de lado sobre la nieve del mundo

El boarder-cross, una de las tres disciplinas olímpicas del snowboard, también tiene un vasco en las competiciones internacionales. Giros, saltos y velocidad sobre tabla para un deporte estimulante, impredecible y «de contacto», que no de riesgo, que continúa ganando adeptos.

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Miren SÁENZ

Ibon Idigoras, a sus 29 años, lleva casi una década compitiendo. Criado lejos de las estaciones blancas y cerca del mar, en su adolescencia sus padres se compraron una casa en Candanchú y tanto a él como a su hermano les dio por el snowboard. Fue una consecuencia natural para dos chavales habituados a practicar surf y skate. «Nos apetecía más ir de lado que de frente», reconoce. Así que terminó probando la nieve de medio planeta desde una tabla, en lugar de unos esquíes, y siendo olímpico en Turín'2006, los Juegos en los que el boarder-cross debutó en el programa.

«Soy un chico de Zarautz. A mí las cosas me han ido llegando poco a poco. Tampoco era mi plan, al revés, me ha sorprendido haber participado en unos Juegos y en Campeonatos del Mundo. He tenido suerte. Además, al ser un deporte minoritario nuestros equipos son pequeños. Cuatro personas viajando y conviviendo durante años hace mucha piña». Cinco días de entrenamiento a la semana, a dos horas y cuarto diarias, para alguien que no tiene dedicación exclusiva y de vez en cuando un stage con la Federación Española en Suiza le mantienen en forma. Fuera, cuando toca concentración, reconoce que el primer día nota el esfuerzo extra. En casa entrena con Aitor Francesena, el mismo preparador de su paisano el surfista Aritz Aranburu, el primer vasco y de momento el único en el exclusivo WCT.

El boarder-cross combina la velocidad con los obstáculos, por eso para el vasco un buen rider es aquel que posee rapidez y el máximo control en el aire. La presencia de cuatro competidores en carrera hace que todas las pruebas sean diferentes. «Uno no puede tener una bajada ya programada. Hay tantos toques y caídas que es muy difícil que un mismo corredor gane dos carreras. Esto le da mucha riqueza», piensa el guipuzcoano recordando que el pasado año de las nueve pruebas programadas en la Copa del Mundo sólo uno logró la victoria en dos.

Ahora, el zarauztarra se recupera de una operación en el brazo izquierdo, fracturado por tres partes. Serán cinco semanas con los hierros dentro, pero no quiere hacer planes ni ponerse fechas. El 25 de enero pasó por el quirófano después de regresar del Campeonato del Mundo de Gangwon (Corea), en donde se perdió la competición tras lesionarse en los entrenamientos. Un año antes y en idéntico escenario le atendió el mismo médico coreano por la rotura de una mano.

Parado hasta su total recuperación, causa baja obligada para el Tour norteamericano de la Copa del Mundo y habla de las lesiones como si fueran el pan de cada día. Las más duras se localizan en cabeza y espalda, mientras las roturas más comunes se producen en el tronco superior «sobre todo brazos y hombros. Piernas menos porque van sujetas, aunque también pasa». Al igual que perder el conocimiento y quedarse aturdido un rato. Pese a todo esto especifica que el boarder-cross «es un deporte de contacto, porque de riesgo hay muchas cosas... como trabajar y te pagan por ello».

Ingeniero industrial de carrera metido a delineante en una empresa de Elgoibar, un contrato a media jornada le permite ejercer en las estaciones más cálidas para pasarse los inviernos en la nieve. Su dedicación al deporte es parcial. Admite que su media anual en terreno blanco asciende a 80 días mientras otros disponen de 250. Siempre hubo algo más que el snow en su vida: antes los estudios y ahora la ocupación laboral. Consciente de que la Beca ADO o el Plan BAT tienen fecha de caducidad no quiso descuidar otros aspectos: «Las ayudas se acaban de repente y nosotros no somos futbolistas».

Asume su nivel con naturalidad: «No soy un deportista que está en el Top'15 mundial. Cuando fuí a Turín era el 40 del mundo y luego terminé el 34. Tan cerca de los octavos de final, me desilusioné. Allá siempre quieres más. Pero luego, con el tiempo, ves que es tu nivel. Los demás también están ahí, no es fácil y si haces un fallo te pasan 30». Menciona como mejores resultados un segundo puesto en Copa de Europa y un decimotercero en la del Mundo. Su ilusión sería estar en Vancouver'2010. Pero repetir sueño olímpico pasa por figurar en el Top 30 de la Copa del Mundo y «ahora mismo estoy fuera».

Es de los que piensan que no pesan los años, «por lo que me toca ahora que voy hacia los 30», ni los kilos -estos últimos no le ocasionan problemas, más bien le recomiendan menús hipercalóricos-. Para él lo que realmente decide es la cabeza.

PIONEROS VASCOS DEL SNOWBOARD CON PROYECCIÓN INTERNACIONAL

«Será porque los Pirineos están cerca», como dice Ibon Idigoras, pero el snowboard ha tenido unos cuantos practicantes vascos por el mundo años antes incluso de alcanzar la categoría de olímpico.

El donostiarra Iker Fernández fue el más destacado a nivel de resultados y el primer snowboarder olímpico originario de Euskal Herria, puesto que participó en la modalidad de half-pipe en Nagano'98 coincidiendo con el estreno del snow en unos Juegos. Ahora continúa ligado a la disciplina, ejerciendo fuera de la pista. Sus hermanos Richard y Dani duraron menos que Iker en competición pero se dedicaron a labores de entrenamiento. Dani ejerció de seleccionador italiano y ahora es el entrenador del equipo español de medio-tubo.

Entre las mujeres se recuerda a Agurtzane Otegi y Clara Villoslada. En la actualidad otro zarauztarra, Iñigo Azkue, vive a sus 21 años su primer año en el equipo B de la Federación Española. M.S.

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