Cientos de miles de libaneses se reunieron ayer en las calles de Beirut con motivo del cuarto aniversario del atentado mortal contra el ex primer ministro Rafic Hariri. La conmemoración tomó tintes electorales, ya que se celebró a cuatro meses de unas legislativas cruciales.

Esta movilización, organizada apenas dos semanas antes de la puesta en marcha de un tribunal internacional encargado de juzgar a los futuros inculpados en la muerte de Hariri, tuvo lugar bajo estricta vigilancia del Ejército y de las fuerzas de seguridad.

Antes y después de la concentración, se registraron incidentes entre partidarios de la mayoría gubernamental y de la minoría opositora en barrios del oeste de Beirut, según responsables de los servicios de seguridad. Los simpatizantes de las dos corrientes se lanzaron piedras, mientras que algunos emplearon palos, hiriendo ligeramente a varias personas.

En la concentración, Saad Hariri, hijo del fallecido y uno de los líderes de mayoría parlamentaria prooccidental, destacó que «ha llegado la hora de la verdad y de la justicia contra quienes han cometido crímenes».