Quizá poca gente hubiese creído que una película de estas características llegase hasta la Berlinale y, menos aún, que fuese aplaudida por la crítica internacional y recibiera un premio con el que quedaría reconocida al menos durante la edición de este año. Para alegría de muchos -y desesperación de otros- «Ander», la ópera prima de Roberto Castón, fue galardonada con el premio CICAE, el de la Confederación Internacional de Cines de Arte y Ensayo, uno de los jurados independientes del festival. Pocas horas después de que se conociera la noticia, gara pudo hablar con el cineasta que se mostró «muy contento», aunque apuntó tener ya esa sensación anteriormente «por cómo ha sido recibida la película, por los abrazos que nos daban después de las proyecciones y de la experiencia tan maravillosa que es estar en este festival».

El filme, el primero rodado en euskara que proyecta el certamen y de contenido homosexual, fue exhibido en la sección Panorama, la segunda en importancia de la Berlinale. Castón considera que el cine vasco «debería arriesgar más». En ese sentido, dijo que «se busca siempre un toque, aunque sea mínimamamente comercial, para asegurar las ventas». En su caso, no obstante, «no buscábamos exactamente un beneficio económico pero sí buscábamos un beneficio social, ya que es una película de claro carácter social. Nosotros tuvimos una libertad que otros no tienen -añadió-, y creo que esa libertad agrupada con gente que tiene un mínimo de talento da frutos».

Honesta

«Ander» narra una historia rural sobre la soledad que relata el descubrimiento tardío de la homosexualidad. Su trama gira en torno al Ander del título, un cuarentón que vive en un antiguo caserío junto a su mare y su hermana, y cuya apacible vida dará un giro cmpleto tras la llegada de Juan, un joven peruano. La cinta documenta el viaje de descubrimiento y aceptación propia que emprende el protagonista, al que da vida Josean Bengoetxea, y que pasa por la desconfianza, las dudas, la negación y, finalmente, el empeño de ser feliz sin atender a prejuicios propios o ajenos. «La película es honesta, no es pretenciosa, dice las cosas de la manera más sencilla y, al mismo tiempo, eso hace que sea una película emotiva. Esa sinceridad que transmiten los actores y yo como director, sin intentar dogmatizar nada en ningún momento, llega al público», dijo. No obstante, la cinta ya ha conseguido cerrar algunos acuerdos para asegurar su estreno en varios países europeos como es el caso del Estado francés, Suiza, Alemania, Belgica, o Luxemburgo, y su director espera estrenarla pronto en los cines Euskal Herria.

Con muchas ganas de disfrutar de lo que quedaba de jornada en un frío día berlinés, Castón dedicó el galardón a su padre, que enfermó de cáncer durante el rodaje y que falleció pocos días después de que éste finalizara. «Es la primera vez que lo digo, pero se lo dedico, porque es importante para mí».