Osasuna se acuerda de Lotina diez minutos y malvive 80
Osasuna acumuló otro punto en una salida difícil sin hacer mérito alguno, pero confirmando que ha cambiado la tendencia anímica, el factor suerte y hasta el criterio arbitral. El Dépor puso mucho más.
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Ramón SOLA | IRUÑEA
El mundo del fútbol, tan cargado de topicazos, sigue pintando a Osasuna como un equipo fiero y poco dado a florituras. Sin embargo, ya hace una década que todo eso cambió de la mano del hombre al que se enfrentaba ayer. Miguel Ángel Lotina marcó un punto de inflexión introduciendo una estrategia basada en el orden táctico, el toque, la posesión y la paciencia. Lo hizo, además, partiendo de Segunda División, donde su sueño sonaba más a quimera. Algunos todavía recuerdan un partido contra el Toledo, el primero de Loti, en el que El Sadar descubrió que había fútbol más allá del balón en largo y el rigor defensivo.
Ha pasado ya una década, pero aquel modelo de Lotina ha pervivido más o menos de la mano de Aguirre y Ziganda. La herencia ha llegado hasta Camacho, que supo sacarle réditos al inicio del partido de Riazor. Durante diez minutos, Osasuna tuvo el balón y construyó ataques con buen manejo y fluidez hasta hallar los huecos.
Con esta puesta de largo, los rojillos crearon cuatro acercamientos de mucho peligro en diez minutos: en el 1 Azpilikueta se encontró con la pierna de un defensa cuando se había colado hasta el área pequeña; en el 5, Puñal tuvo un balón franco al borde del área que engatilló de mala manera; en el 8 fue Dady quien estuvo a punto de tocar con la puntera un buen pase de Plasil en carrera; y en el 9, el checo se coló hasta el palo pero marró el pase. Todo pintaba de maravilla con 80 minutos por delante, pero ahí se acabaron los rojos. Y los diez minutos se quedaron en nada, porque Dady e Hidalgo no estuvieron más afortunados en esa fase que los Sabino o Armentano con que tenía que apañarse Lotina en aquel Osasuna del año 2000.
0-4 primero, 10-0 después
La estadística deparó un dato que resume lo que fue el partido. En los once primeros minutos, Osasuna lanzó cuatro córners por ninguno del Deportivo, todos ellos sin remate alguno. De ahí al final, ningún rojillo tuvo que acercarse de nuevo al banderín, mientras que los gallegos lo hicieron en diez ocasiones, también sin resultado.
Si Lotina supo hacer jugar a Osasuna con aquellos mimbres, en este Dépor tiene que disfrutar como un enano. Al cuarto de hora, los de Meñaka cogieron escuadra y cartabón y empezaron a triangular desde el centro hacia las bandas, con un renacido Valerón como mariscal de campo y Lafita -la revelación de los coruñeses este año- como filtro por el que el balón pasaba siempre antes de llegar al área. Allí se estrenaba Lassad, un franco-tunecino procedente del filial que dio un recital de dejadas y paredes, además de un cabezazo que se estrelló contra el poste en el minuto 25.
Osasuna comprendió que este partido no quedaba más opción que sufrirlo, y se aplicó a ello. Azpilikueta y Monreal no perdieron el sitio, y Miguel Flaño y Krutxaga capearon el temporal como pudieron. Una entrada acelerada de Flaño, que sigue teniendo pendiente la tarea de moderar esos ímpetus, acabó con Valerón por los suelos y la grada reclamó penalti. Lo era, pero Megía Dávila hizo un arbitraje diametralmente opuesto a la norma (pitando sólo lo justo y analizando con detalle cada caída en cualquier punto del campo). Osasuna se benefició de ello por una vez.
Cruchaga e Hidalgo
Tras el descanso cabía prever que Camacho haría algo para intentar cambiar la tendencia del partido, pero ni encontró la tecla ni sus «solistas» le ayudaron. La entrada de Masoud por Dady sonó a maniobra a la desesperada para blindarse atrás y fiarlo todo a algún regate inverosímil del iraní. Parece que el de Cieza comienza a ver lo que la grada ya percibía hace tiempo: que Masoud puede ser mucho más rentable en la zona del campo en la que el regate es letal. Si ante Mallorca y Numancia se estrenó como segundo delantero, ayer lo hizo como punta absoluto. Y, de paso, con ello Camacho confirmó que Portillo ya ha agotado todo su crédito, que no ha sido poco. Los otros dos delanteros, Pandiani y Kike Sola, no estaban disponibles ayer, pero el de Aranjuez no saltó al campo pese a ser el recambio natural.
Los minutos fueron dejando seca la imaginación del Deportivo, que había demostrado al final de la primera parte y al inicio de la segunda que no está al borde la zona UEFA por casualidad, sino por fútbol. Osasuna se sintió algo más cómodo en el tramo final, pero no tanto como para atreverse a estirarse en busca de otros tres puntos. Si el Numancia no vence hoy, mantendrá el puesto en la zona de salvación; y si lo hace, tendrá la opción de ganarle el domingo en El Sadar y superarle otra vez.
Había dos caras que merecían análisis especial en el envite. Los dos cumplieron, pero sin alardes. César Cruchaga volvía al once exigido por la ausencia de Sergio y con sólo dos partidos a sus espaldas saldados con resultado muy desigual: fracaso sonado ante Fernando Llorente en San Mamés y aprobado con nota ante Negredo en Iruñea. Lassad, menos corpulento, le planteó otro tipo de dificultades que el de Ezkaroze sorteó tirando de experiencia.
Quien debutaba de verdad era Antonio Hidalgo, a quien Camacho prefiere como media punta, pese a perder con ello la virtud de su llegada desde atrás. Estuvo mejor en la faceta de fajador que en la de la combinación, y no tuvo ocasión de lucir su disparo, pero puede ser un hombre importante dadas las bajas prestaciones de Font y Ezquerro.
Buenas noticias para el decisivo partido ante el Numancia. Riazor no dejó resaca en forma de sancionados (sólo Azpilikueta y Flaño llegaban apercibidos, y no vieron tarjeta). Y además Camacho recuperará a los lesionados Sola y Sergio, y a Pandiani, que fue baja ayer por tarjetas.
Si Osasuna no mereció un punto ayer, tampoco el Deportivo lo hizo en la ida, cuando el marcador también acabó en 0-0. Lo que no suele ser habitual es que lo reconozca el entrenador que pagó el pato ayer. Sin embargo, Miguel Ángel Lotina es un tipo sincero, y lo puso sobre la mesa tras acabar el envite: «Nos hubiera gustado ganar, pero también en Pamplona Osasuna se mereció más que el empate y hay que acordarse. Ahora mismo, está muy fuerte y esta manera de sacar un punto me gusta porque la afición ha disfrutado por momentos y el equipo ha estado bien», declaró el de Meñaka.
Camacho todavía no era entonces entrenador de Osasuna, así que se centró en el partido de ayer, que le da su punto número 21 (la mitad de los que teóricamente garantizan la salvación). Desde su punto de vista, el empate fue «justo», pero admitió que el Deportivo puso más empeño ofensivo.
«Ha sido un partido muy disputado, muy trabajado. Hemos empezado muy bien y luego el Dépor se ha hecho con las riendas. La segunda parte fue más igualada y el empate es justo. Defensivamente tenemos mucha agresividad y estamos muy bien colocados. Seguramente en este partido nos ha faltado más llegada a gol o mejor llegada», declaró.
Ahora toca volver a casa, donde Osasuna se ha hecho fuerte en las últimas semanas: «Tenemos que seguir metidos en esta dinámica», planteó Camacho. Hasta el martes no volverá a entrar el equipo. El domingo (17.00) espera el Numancia.