IPURUA Victoria azulgrana
El Eibar encuentra argumentos para la fe
Un triunfo trabajado permite a los armeros poner fin a la racha que le había hecho encajar cinco derrotas.
EIBAR 2 | HUESCA 0
Amaia U. LASAGABASTER | EIBAR
Dos meses después, la satisfacción regresó a Ipurua. También la esperanza que jornada a jornada se había ido diluyendo. El árbol de la victoria no puede ocultar el bosque de los aproximadamente 26 puntos más que debe sumar todavía el Eibar, pero el camino se ve ahora un poquito más asequible.
Siete jornadas acumulaban los azulgranas sin conocer el triunfo -el último se remontaba al pasado 14 de diciembre, cuando se impusieron al Alavés-, en una racha que además iba empeorando con el paso del tiempo, hasta alcanzar las cinco derrotas consecutivas. Al margen de las buenas, e infructuosas, sensaciones ofrecidas en algún encuentro, era imposible encontrar un solo dato que avalase la confianza en un equipo que, jornada a jornada, estaba viendo cómo sus virtudes se evaporaban, mientras sus males iban en aumento. Buena muestra de ello son los dos tristes goles anotados en las seis primeras jornadas de 2009 o los cinco tantos a balón parado encajados la semana pasada.
Una situación crítica con consecuencias evidentes: la amenaza sobre Carlos Pouso, que ayer se jugaba el puesto, y, sobre todo, los agobios de un Eibar que disputó ante el Huesca la primera de las muchas finales que le esperan hasta junio.
En definitiva, que tocaba ganar o ganar y esta vez los armeros no fallaron. Ni en el resultado -a fin de cuentas, lo más importante-, ni en las formas. Al contrario de lo que sucediera hace un par de semanas, ayer se vio a un equipo que se jugaba la vida, que no dio un balón por perdido y que cuando se puso por delante en el marcador, se aferró con todas sus fuerzas a su balón de oxígeno. Y no lo hizo contra cualquier equipo. Por mucho que su rendimiento baje considerablemente en cuanto se aleja del Alcoraz, el Huesca no es precisamente un rival que se rinda con facilidad. En Ipurua tuvo que hacerlo ante un Eibar que, esta vez sí, encontró argumentos para la fe.
Y eso que el choque no empezó bien. Con alguna sorpresa en el once -Rudy Carlier debutó como azulgrana, acompañando a Mikel Arruabarrena en punta-, el equipo sufrió en los primeros minutos a manos de un Huesca comprensiblemente más tranquilo que su anfitrión. Roberto y Rubén Castro, que ya sentenciaron al Eibar en la primera vuelta, no se resistieron a acongojar al personal en los primeros compases del choque.
Con el paso de los minutos, los armeros fueron encontrándose más cómodos. Con los dos puntas muy participativos, el habitual peligro por bandas y la incorporación de jugadores como, sobre todo, Carmelo, posibilitó que el Huesca también empezara a sufrir.
A balón parado
El camino se allanaba a un cuarto de hora del descanso y de forma especialmente celebrada. Tantos días dando vueltas a los goles a balón parado -once había encajado el Eibar, que tan sólo había podido marcar uno- y el triunfo ante el Huesca se fraguó precisamente así; en una falta botada por Sutil que Biel Medina cabeceó a las redes de manera impecable.
El Eibar también disfrutó de la otra cara de la moneda que habitualmente sufre con la sentencia, que llegaba ocho minutos después. Y es que esta vez no cometió sino que aprovechó el error de turno. Es difícil dilucidar si del árbitro por inventarse un penalti, o de Camacho por cometer una falta absurda sobre Arruabarrena, encargado también de materializar el gol.
Las cosas se pusieron aún mejor al cuarto de hora de la reanudación, con la expulsión de Camacho. De ahí al final, sólo algún picotazo del ex azulgrana Nico Medina hizo sufrir a un Eibar que, olvidando precedentes de lo más funestos, pudo mantener su ventaja.
Carlos Pouso, tan aliviado como sus jugadores, reconoció su satisfacción pero también que «en realidad no hemos hecho nada más que romper la mala racha y recobrar la confianza».
Con la primera final del año superada, el técnico cree que «nuestra Liga comienza ahora porque hemos desperdiciado muchas oportunidades, aunque sabemos que hay muchos equipos que andan igual».
En lo que respecta al choque, Pouso aseguró que su equipo lo hizo «peor que otras veces, pero el fútbol tiene estas cosas», aunque en la primera parte estuvo «francamente bien, con intensidad y ritmo».