Hevia Obras iba a estar mirado con lupa y la verdad es que hasta el minuto 78 lo hizo bien en un partido que no ofrecía complicaciones salvo la amarilla inexplicable que mostró a Labaka. El gol anulado es responsabilidad del asistente, pero la forma en la que en dos minutos expulsó a dos jugadores sin justificación confirma su fama de árbitro que parece cobrar comisión por las rojas que muestra. Dicen los colegiados que lo mejor para ellos es pasar desapercibidos, pero en Segunda resulta complicado. La mejor manera de hacerlo es ayudarles con un sistema que les quite la importancia decisiva que tienen ahora en el fútbol. En un partido de tenis de primer nivel los jueces no tienen ninguna desde que se implantó el ojo de halcón. En el fútbol es tal la igualdad que muchos partidos se deciden por una decisión arbitral equivocada y para garantizar la justicia de los resultados se debería reclamar de forma mayoritaria la utilización de las imágenes televisivas para ayudar a los árbitros. Que de la misma manera que un tenista tiene tres opciones en un set para pedir que se compruebe si un juez de línea se ha equivocado, cada equipo pueda pedir en un partido que se comprueben hasta tres decisiones arbitrales.