CRíTICA cine
«La historia completa de mis fracasos sexuales»
Koldo LANDALUZE
Por mucho que quiera maquillar su producto sirviéndose de un discurso que, a ratos, tiende a alejarse del trazo grueso con detalles de «autor», Chris Waitt ha pretendido seguir la estela de la exitosa “Borat” utilizando la siempre fácil y recurrente senda del sexo bullanguero como detonante de la carcajada fácil. La ya de por sí ramplona premisa argumental no es más que una excusa para que el tal Waitt utilice su cámara como vehículo onanista respecto a sus inquietudes telúricas de patán treintañero. Ignoro si entre el patio de butacas hay muchos espectadores identificados con el código emocional que utiliza el protagonista-director para sacarse de la nada una especie de memoria visual de sus desastres sentimentales, porque quiero creer que el ser humano, centrado en su variante masculina, ha evolucionado algo desde aquellos ya lejanos días en los que descendió de los árboles y heredó –como todo buen descendiente de primate que se precie de serlo– el reflejo instintivo y primitivo de seguir arrascandose los genitales. Mediante la coartada del falso documental, esta historia sobre múltiples fracasos sexuales es una guía parcial acerca de las tribulaciones de un joven que pretende reencontrarse con su antiguas novias para sacar una conclusión lógica a sus disfunciones sexuales y emocionales, porque no sabe la razón de sus fugaces relaciones. A partir de este arranque, Chris Waitt emprende un viaje por las calles de Londres para dar con la respuesta que tanto ansía y, de paso, reencontrarse con su ex-compañeras. Resuelta de forma muy desigual, esta comedia en momento alguno pretende profundizar en la materia y se queda anclada en la superficie lineal de un modelo social abocado a chocar, una y otra vez, con los mismos problemas. Es una lástima que el autor haya apostado por la fórmula ególatra y rancia de “Borat” y no por la originalidad de Judd Apatow en su excelente “Virgen a los 40”.