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Análisis | El rugby y sus valores

El balón ovalado, una reflexión sobre los comportamientos

 Lo que ocurre dentro del campo se queda ahí, y no vale como excusa para insultar, romper mobiliario... por parte de espectadores o de jugadores. El que venga, bienvenido, siempre y cuando nos respete

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Iñaki LASKURAIN Presidente de la Federación Guipuzcoana de Rugby y director técnico en funciones

Tomando como punto de partida el accidentado partido disputado recientemente en Donostia entre Bera Bera y Ordizia, el autor reflexiona sobre el comportamiento de público y jugadores, criticando la «futbolerización» de este deporte duro, pero célebre por su nobleza.

Si bien el motivo o la causa de este escrito ha sido, por resumir, la impresentable e indigerible imagen que algunos de los representantes del rugby guipuzcoano de competición dieron el pasado 25 de enero en el encuentro de División de Honor A que enfrentó a los equipos Bera Bera (anfitrión) y Ordizia (visitante), entiendo que es necesario, como presidente de la Federación Guipuzcoana, director técnico en funciones de la misma, educador, entrenador de rugby, ex jugador y aficionado, realizar cierta labor pedagógica dirigida a la afición, a los curiosos, a enseñantes y practicantes de rugby. Al menos intentarlo.....

Sus orígenes: El rugby, por definición, no es un deporte colectivo o de conjunto con balón. El rugby es un deporte colectivo y de combate (Conquet y Devaluez «Les fundamentaux du Rugby», Devaluez «Formation et enseignament au club et a l'ecole», Villepreux-Jandroz-Brochard «Le jeu, les joueurs, les entraìneurs: Evolution, apprentisage») y su origen está en la evolución, mediante reglamentación y ritualización, de prácticas guerreras ancestrales para la defensa o conquista de territorios y/o bienes. Es por ello que veamos qué importancia adquiere para la ciudadanía de regiones, según unos, o países y naciones sin estado, según otros, tales como escoceses, galeses, maorís, neozelandeses, australianos, irlandeses, vascos...

Sus valores propios: coraje físico, solidaridad física (humildad + sacrificio). Sus valores compartidos: desarrollo de la inteligencia táctica, conocimiento y gestión de las emociones (fatiga, alegría, rabia, colaboración, frustración, emoción, superación, abatimiento, agresividad,...), respeto a las reglas y a quien las aplica, respeto al contrario y a los compañeros, superación del yo (necesidad física de ayuda).

Sobre su enseñanza. Una vez conocidas estas características, procede el realizar una enseñanza con un proceso formativo adecuado, no sólo de jugadores, también de espectadores, más cuado la epidemia o el virus de la «futbolerización» está más que extendida por estas tierras. En resumen, es necesario crear una cultura de rugby, sana y valiente.

Si bien hay que reconocer que la ignorancia es atrevida, me consta que muchas veces estas «masas» son animadas por determinados miembros de clubes que creen que todo es válido con tal de, y perdonen la expresión, joder al contrario.

La Copa Diputación. Volviendo al triste partido motivo de esta carta y con unas formas diferentes pero con el mismo fondo, la misma noche del día en que se jugó me dirigí a las directivas de ambos equipos mediante email, informándoles de mi indignación, compartida por muchos de los asistentes, indicando también que podían tomar dicho email bien como reflexión, bien como advertencia y que su reacción sería la indicadora de su pensamiento.

Con cierta satisfacción (plena si no hubiera ocurrido este triste espectáculo) tengo que decir que ambos clubes se han dirigido por escrito a este presidente, reconociendo que lo ocurrido era incalificable y que ambos clubes tomarían medidas al respecto, que en un caso me constan (expulsión de un técnico del club por realizar gestos al público) y que en otro espero que surtan efecto (informar por escrito a los aficionados de su club de un código de espectadores).

El rugby es, por definición, un deporte colectivo y de combate, siendo su origen la guerra. Diríamos pues a modo de resumen:

Que su evolución y ritualización a través de los siglos da como resultado el rugby que conocemos.

Que esa evolución se debe al respeto a las reglas y quienes las imparten; los árbitros, y al reconocimiento/respeto del contrario o adversario, que en un tiempo fue el enemigo (una evolución más), como el balón antes proyectil, etc...

Que una de sus características son el afrontamiento (contacto) y la evasión, por lo que la lucha es parte intrínseca del rugby (como el judo, la lucha libre...).

Que lo que ocurre dentro del campo se queda ahí, y no vale como excusa para insultar, romper mobiliario... por parte de espectadores o de jugadores.

Que sus valores surgen de su propia naturaleza; rudeza, complejidad reglamentaria, exigencias físicas-fisiológicas-psíquicas-técnicas-intelectuales-lúdi- cas, por lo que en su enseñanza deben estar todos sus componentes adaptados convenientemente a las etapas de formación y desarrollo biológico de sus practicantes, buscando el desarrollo deportivo y personal de quienes lo practican.

Que una afición o un club representan a una comarca, ciudad, pueblo, país... lo mismo que una directiva, un jugador o un educador.

Que el que venga, bienvenido, siempre y cuando nos respete.

Aprovechando el viaje, y ya que estamos inmersos en uno de los torneos rugbysticos más conocidos y claro exponente de todo lo comentado (6 Naciones), con una corrección del público inimaginable, por exquisita, dentro y fuera del terreno a pesar de la historia.... que a aquellos que desde posiciones políticas prohíben este país, el vasco (Basque Country, Pays Basque, que se traduce como Euskal Herria), pero que a uno le comentan todo lo que se emocionan cuando ven en el 6 Naciones a jugadores y público cantando sus himnos nacionales con sentimiento y emoción (cada uno les dará, por supuesto, el valor que quiera), que sepan que estos himnos hablan de sangre propia derramada en las colinas, lucha contra el invasor («Flower of Scotland»), lucha contra la corona y la hambruna («Fields of Athenry»), deseos de ver la luz para entrar en combate («La Canción del Soldado») o la misma Haka maorí.

¿Nos permitirían entonar, estos ciudadanos del mundo, como se autodenominan muchos y muchas, el «Eusko Gudariak», o el «Ikusi Mendizaleak», o cualquier otra similar de carácter reivindicativo e identitario existente o que se pueda crear?

Esperando que estas líneas hayan ayudado a entender este deporte y a que pongamos orden en casa afrontando las cosas como son: con sinceridad, esfuerzo, sacrificio, alegría, imaginación, valentía y sobre todo respeto; respeto a otras ideas y planteamientos, mi más cordial y afectuoso saludo personal y deportivo a lectores y lectoras.

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