Organizada en colaboración con el Museum Haus Esters de Krefeld y la Kunsthalle de Nuremberg, la exposición, titulada «Her Memory», puede ser considerada una muestra «in progress», que se ha ido ampliando y adaptando a cada emplazamiento, en un trayecto que culmina en Barcelona. Nació en Nuremberg en 1954 en el seno de una familia de artistas, con una madre cantante de ópera y un padre arquitecto y escultor (Tony Smith). Según explicó la directora de la Fundación, Rosa Maria Malet, la obra de Smith «se caracteriza por una reflexión constante sobre la existencia humana y sobre la vida y la muerte».

Smith utiliza materiales diversos como el papel tibetano, colgado directamente en la pared sin marco, cristales pintados o pinturas sobre vidrio «églomisé», esculturas de porcelana, yeso, bronce o aluminio, relieves, grabados, collages, dibujos y objetos de papel maché o tejidos a mano, materiales con los que «evita cualquier confusión entre lo hecho a mano, lo artesanal y lo realizado por la máquina». La artista norteamericana explica historias «estrechamente vinculadas con nuestro ideario religioso, social, literario» y, añadió Malet, «como los grandes escritores o cineastas, explica historias con las que nos podemos identificar y por eso nos seducen, nos cautivan, nos emocionan».

Agujeros por llenar

La obra reciente de Kiki Smith se adentra en nuevos caminos, aunque continúa explorando las posibilidades poéticas del vasto universo imaginario y simbólico de la mujer. «Todo este trabajo empezó hace año y medio, y todavía no se ha acabado, aún tiene agujeros por llenar», confesó la artista en la ciudad condal. «Me gustaría crear un relato continuo, como si fuera una vitral de un gran edificio», completó. Originalmente, la exposición quería mostrar las flores, los pájaros, diferentes etapas de la vida, pero ese aspecto quedó como una subtrama.