Obama presiona a sus aliados al anunciar refuerzos a Afganistán
El Pentágono le pedía otros 30.000 hombres pero de momento deberá conformarse con la mitad. El inquilino de la Casa Blanca sigue haciendo juegos malabares en torno al cenagal afgano y, con su anuncio de refuerzos limitados al «principal frente de la guerra al terror», manda un recado claro a los aliados, a los que trata de implicar reconociendo que «no hay solución exclusivamente militar al conflicto».
GARA |
Tal y como adelantó en campaña electoral, Obama anunció el envío de 17.000 nuevos efectivos a Afganistán, que se sumarán a los 38.000 soldados estadounidenses en el país asiático. El Pentágono enviará en primavera una brigada de marines (8.000 soldados), a los que seguirá una brigada Stryker (blindada) del Ejército de Tierra (4.000) y el personal de apoyo (otros 5.000). El objetivo es completar el refuerzo antes de las presidenciales convocadas en Afganistán el 2 de agosto.
El inquilino de la Casa Blanca hace así efectiva su intención de transferir el esfuerzo militar de Irak, cuya invasión y ocupación denunció desde el primer momento, a Afganistán, en opinión de Obama el primer frente de la llamada «guerra al terror».
El presidente de EEUU señaló que precisamente el recorte gradual de la presencia en Irak «permite la flexibilidad de aumentarla» en Afganistán. No obstante, reconoció «la extraordinaria presión» que la medida supondrá entre las tropas estadounidenses y sus familias.
Con todo, insistió en justificarla alertando del deterioro de la situación en Afganistán, que a su juicio «no ha recibido la atención estratégica, la dirección y los recursos que necesita de manera urgente».
Exigencia del Pentágono
Obama advirtió de que la decisión no condiciona en modo alguno la revisión de la estrategia en Afganistán, revisión que incluirá a Pakistán, el famoso Afpak, tal y como lo bautizó su enviado especial a la zona, Richard Holbrooke.
Y es que el anuncio de Obama no satisface las exigencias del Pentágono, que piden un refuerzo de 30.000 efectivos.
Obama prometió asimismo que la estrategia revisada será «global» y no se limitará al combate contra la resistencia afgana, sino que incluirá el compromiso para la reconstrucción del país, uno de los más pobres del mundo.
Similar compromiso al expresado en su día -e incumplido a todas luces- por su antecesor en la Casa Blanca, George W. Bush.
Más allá de las palabras y en espera de hechos, todo apunta a que Obama trata de forzar a sus aliados para un mayor compromiso militar en el pantanal afgano. No es casual, en este sentido, que el presidente de EEUU reconociera en entrevista a la cadena canadiense CBC que «no hay solución exclusivamente militar al conflicto». Cuándo y en vísperas de que realice hoy su primer viaje oficial al país norteamericano vecino.
El Gobierno conservador canadiense ha prolongado hasta 2011 la misión de 2.750 soldados en el sur de Afganistán, pero ha repetido que no la prorrogará en ningún caso. El centenar largo de bajas militares canadienses pesa como una losa en la opinión pública del país.
Horas antes de tomar el avión, Obama respondió con evasivas a la pregunta de si tratará de presionar a su homólogo canadiense, Stephen Harper, para que reconsidere su posición. «Tenemos hasta 2011», señaló.
Con todo, y de vuelta al comunicado con el cuál anunció el envío de refuerzos, la Casa Blanca reiteró su voluntad de «actuar de común acuerdo» con los aliados de EEUU, un modo muy diplomático de exigir un mayor compromiso de los miembros de la OTAN en la lucha contra la resistencia afgana.
Los ministros de Defensa de la OTAN se reúnen hoy en Cracovia (Polonia) para estudiar el envío de más soldados. 41 países participan en la ISAF, que cuenta con 55.000 efectivos, de ellos 19.000 estadounidense. Alemania e Italia han anunciado refuerzos de cientos de soldados.
La CIA utiliza en secreto una base aérea paquistaní de Shamsi para lanzar sus aviones no tripulados contra objetivos en la zona fronteriza. El aeródromo está a 48 kilómetros de la frontera afgana.
El Parlamento kirguís votará hoy el proyecto de ley para dejar sin efecto el permiso a EEUU para utilizar la base aérea de Manás, la última que le queda en Asia Central. El Pentágono trata de detener el proyecto.
Al menos 16 personas, entre ellas seis mujeres y dos menores, murieron en un bombardeo de la ISAF cerca de Herat, la principal ciudad del oeste de Afganistán.
Fuentes policiales aseguraron que los otros ocho hombres muertos podrían ser insurgentes, aunque fuentes locales señalaron que al menos cinco eran civiles. Por lo que toca a los tres restantes, testigos aseguraron que dos de ellos eran mecánicos que estaban arreglando el coche de un insurgente.
La ISAF aseguró que el objetivo era un supuesto dirigente de la resistencia, Gholam Yahya Akbari.
En un informe hecho público estos días, la OTAN cifra en 2.118 los civiles muertos el año pasado en Afganistán, el 39% de ellos bajo bombardeos aliados. «Hasta quince rebeldes podrían haber muerto en el bombardeo». alardeó la ISAF en un comunicado.
«Mi hermano era mecánico. Le llamaron para arreglar un coche. Poco después de llegar, comenzó el bombardeo y mató a mi hermano y a su ayudante», denunciaba Jair Mohamed a un periodista de la agencia AFP.
Los bombardeos occidentales provocan la ira de la población y su alineamiento con la resistencia