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RETRATO SUBJETIVO Eusko Alkartasuna

Por ahora, más acierto predicando que dando trigo

Durante buena parte de la segunda mitad de esta legislatura, las posiciones públicas de Juan José Ibarretxe sobre la consulta o el tripartito estaban mucho más cerca de Eusko Alkartasuna que de su propio partido. Los de EA lo recalcaban y los del PNV se picaban. Pero cuando llegó la hora de la verdad el lehendakari volvió a demostrar su obediencia a Sabin Etxea y EA decidió romper amarras.

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En vísperas de la Navidad de 2004 -antes de que se conociera el futuro del Nuevo Estatuto Político- PNV y EA firmaron su último acuerdo para concurrir juntos a unas elecciones. Un documento guardado en secreto y rubricado por Josu Jon Imaz y Begoña Errazti contemplaba la celebración de una consulta antes de que finalizara 2008. Es evidente que el compromiso no se ha cumplido y EA no achaca el incumplimiento únicamente a Madrid, sino también al EBB.

EA había tenido siempre algo de Pepito Grillo del Gobierno de Lakua, pero desde la elección en diciembre de 2007 de Unai Ziarreta como presidente del partido, al frente de una Ejecutiva Nacional renovada -con más críticos, pero con un núcleo más cohesionado-, ha pasado de la lección a la acción. Ya no sólo hacen declaraciones, sino que toman decisiones. La última, arriesgada, concurrir en solitario a estas elecciones.

Pero haber saltado a última hora del barco no les exime de los compromisos conjuntos mantenidos por el Gobierno en toda una legislatura. Y en este aspecto, a EA no sólo se le puede achacar haber participado solidariamente de un ejecutivo que ley tras ley se ha apoyado en el PSE para gobernar, sino que tiene también su propia cuota de errores. Sobre lo primero podrá aducir que sus consejeros pusieron sobre la mesa la posibilidad de pactar determinadas leyes con Ezker Abertzalea pero que el lehendakari imponía otro criterio. En cualquier caso, nunca lo han denunciado públicamente. Más difícil de explicar tendrán, por ejemplo, el giro dado a Hobetuz en beneficio de la patronal, CCOO, UGT y hasta USO; la falta de un caminar conjunto entre el Departamento de Trabajo y la mayoría sindical vasca; o el laberinto en el que Educación se metió con el proyecto de Ley de Modelos Lingüísticos hasta perderse por ir camino de ninguna parte.

Cabría por tanto decir que, hasta la fecha, a EA se le ha dado mejor predicar que dar trigo.

Nueva etapa

El 10 de noviembre de 2008 la Ejecutiva de EA, habiendo escuchado los pareceres de su Asamblea Nacional, tomó dos decisiones de hondo calado: una, concurrir en solitario a estas elecciones; la otra, apostar por la consecución de un polo soberanista. La noticia fue calificada como «buena para el país» por la izquierda abertzale, que mostró su mano tendida para trabajar conjuntamente.

Por el momento, la propuesta de constitución del polo soberanista también está todavía en el estadio del predicar, sin que se haya materializado. El pasado domingo, GARA publicaba una entrevista en la que se le preguntaba a Unai Ziarreta qué pasó para que no hubiera más concreciones. La respuesta fue la esperable -ETA- aunque el presidente de EA sabe que hubo más condicionantes y los internos de su partido, con los deberes todavía sin hacer, no fueron los menores. Queda el futuro.

En todo caso, ahí está el paso dado de presentarse a estas elecciones a cuerpo en condiciones muy difíciles por la polarización entre Ibarretxe (el candidato de EA en los últimos ocho años) y López. Las encuestas no son buenas, aunque nunca han sido justas con EA. Unai Ziarreta sabe que se la juega, porque dentro de casa tiene un 35% que intentaría resolver un mal resultado pidiendo que rueden cabezas. Dicen que está animado y contagió su determinación incluso al entrevistador de «Deia». Todo le hará falta.

Iñaki IRIONDO

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