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Iñaki Vigiola Rodriguez Miembro de la Coordinadora Anti-coque

Hombre lento, Sr. Imaz

Señor Imaz, nosotros, los sin tierra, los sin voz, los que vivimos aquí, nos atrevemos a responderle tal y como hizo Ljuba, la pequeña de los Jokic, a ese hombre falto de emociones y solitario que era Paul: «¡Usted no es el hombre bala! ¡Usted es el hombre lento!»

Han concedido las licencias municipales a Petronor para la realización de la planta de coque. A partir de finales de 2011 los vecinos de Meatzeta podremos respirar ese aire que tanto oxígeno aportará a la hacienda vizcaina y vascongada.

Sr. Imaz, sin conocernos, es la segunda vez que me dirijo a usted públicamente. La segunda vez que le escribo desde la total sinceridad, sin rabia ni resentimientos. La otra vez me atreví a ofrecerle ciertos consejos, y esta vez, en cambio, simples opiniones.

En primer lugar, felicitarle, pues ha cumplido muy bien la labor para la que su estimado y querido amigo Antonio Brufau le fichó. Tenía un solo objetivo, y lo ha conseguido. Eficacia. ¡Para que luego diga Arzalluz que usted no tiene mucha experiencia en estas lides! Suponemos por estas tierras que usted deberá seguir creciendo, económicamente hablando (quiero decir, en cuanto hombre de economía que es) y, por lo tanto, aspirará a otros retos mayores. ¿Le esperarán en Iberdrola con los brazos abiertos? ¿O será otra la empresa que tire el órdago de la necesidad de las centrales nucleares en el actual estado de bienestar?

Más allá de sus futuros planes de pensión, quería darle la otra perspectiva de lo sucedido aquí, en la zona minera. Zona de pobreza histórica, de explotación, de inmigración, de humildad y otros valores que usted posiblemente no capte en sus visitas relámpago a nuestro castillo de Muñatoiz. Y es que ha querido actuar usted como Paul Rayment, que en la novela de J. M. Coetzee confiesa a la pequeña de los Jokic sentirse «el hombre bala» después de haberse subido en su nuevo artilugio ideado para un lisiado como él.

Llegó aquí en el mes de julio de 2008, hizo las presiones oportunas en Madrid para que todo el proceso se tramitara en Vascongadas, aunque, dicho sea de paso, no tengamos la competencia para estos casos del hidrocarburo; tocó los botones necesarios para que en el Parlamento vascotodo fuesen licencias otorgadas ante una documentación incompleta y que clamaba al cielo, obligando a los funcionarios a realizar auténticas piruetas retóricas en la defensa de su visto bueno al proyecto; movió las cuerdas adecuadas detrás de ese escenario que llaman democracia, poniendo en su sitio a partidos políticos, organizaciones empresariales y sindicatos, y en este último mes las coacciones necesarias para que el Ayuntamiento de Muskiz se salte todas las legalidades. Todo eso y mucho más de julio a febrero. Nunca un máster de seis meses pudo dar tanto de sí. ¿Resultado? Licencia otorgada a la planta de coque.

Pero señor Imaz, nosotros, los sin tierra, los sin voz, los que vivimos aquí, nos atrevemos a responderle tal y como hizo Ljuba, la pequeña de los Jokic, a ese hombre falto de emociones y solitario que era Paul: «¡Usted no es el hombre bala! ¡Usted es el hombre lento!».

Ha tenido en su mano estos meses la oportunidad de sentarse con nosotros, de ofrecer charlas, de responder a nuestras invitaciones, de jugar de igual a igual. Pero no ha querido hacerlo. Ha preferido la vía de los hechos consumados, de las presiones, del juego sucio. Ha sido su opción. ¿Pero de verdad cree que así ha ganado la batalla? ¿Cree que los vecinos y vecinas estamos conformes? ¿Cree que a partir de ahora no vamos a seguir movilizándonos por nuestros derechos? ¿Cree que no vamos a seguir haciendo nuestro trabajo de vigilar todas las irregularidades? Desde su atalaya de hombre lento, piensa: «¿Y qué, si tengo el partido comprado?». Pero este país, lo sabe usted bien, tiene muchos altibajos. Y llegarán otros tiempos. Me temo que, a diferencia de usted, soy un fan de Igor Elortza y Unai Iturriaga, que en su último trabajo, en una de sus canciones, recogían estas palabras en euskera: «komuna da servicio, komuna da toilette, kiratsa badario estalkirik ez, ez! jarri gainean lasai eta egin amets!» Y los vecinos y vecinas de Meatzeta hace tiempo que nos hemos puesto a soñar.

Me despido dando un fuerte abrazo a todas esas personas que han arrimado el hombro en esta ardua tarea, y que lo seguirán haciendo, ¡sin ninguna duda! Eskerrik asko, bihotzez, zuen lanagatik!

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