Desde el pasado 30 de enero, los usuarios de la biblioteca pública de Barañain ya no pueden acceder a leer GARA y «Berria», ya que ambos diarios han sido vetados por el concejal de Cultura, Pablo Gómez (UPN). «Sin darnos ninguna explicación, dijo que no le parecía bien que con dinero público se compraran GARA y `Berria'. Durante unos días tratamos de que reconsiderara su postura, ya que llevamos desde hace cinco o seis años suscritos a nueve periódicos. Según el Estudio General de Medios, `ABC' y `Marca' no están entre los que más se leen, pero éstos no han sido vetados», explicaba un bibliotecario de Barañain.

Esta decisión ha generado una «malestar» generalizado entre los bibliotecarios de todo Nafarroa, por entender que se trata de una «injerencia» y que el concejal de UPN la ha tomado «de manera unilateral y arbitraria y en contra del criterio de los bibliotecarios». Así se recoge en un escrito que han firmado más de 160 bibliotecarios navarros, no sólo de las bibliotecas públicas sino también de universidades, centros hospitalarios, colegios oficiales, etcétera.

Este escrito fue entregado ayer en el registro del Departamento de Cultura y Turismo del Gobierno de Nafarroa, ya que el director del Servicio de Bibliotecas, Fermín Guillorme, ha apoyado la decisión del concejal de Cultura de Barañain.

«Nos parece una práctica profundamente antidemocrática. Podemos entender que un concejal intente excluir de la biblioteca pública aquellos documentos que no coinciden con sus ideas; lo que no entendemos -añaden- es que el director del Servicio, que debería velar por el cumplimiento de los convenios firmados, lo permita».

Fermín Guillorme ha exigido a los bibliotecarios de Barañain que obedezcan al concejal de UPN porque entiende que son las entidades locales las responsables de las compras. Sin embargo, los trabajadores dicen que «ha tergiversado» el contenido del convenio de colaboración entre el Ayuntamiento de Barañain y el Gobierno, según el cual son los propios bibliotecarios quienes deciden la compra de libros, periódicos o audiovisuales y no los concejales.

«Ha dejado la puerta abierta a que cualquier concejal pueda hacer lo que le venga en gana en relación a los fondos de la biblioteca pública, prohibiendo las compras, u obligándolas, a su antojo. Esto es algo que de ninguna manera podemos permitir», afirman en su escrito.

A juicio de Natxo Etchegaray, uno de los firmantes, «se trata de una censura en toda regla, y nos hubiéramos movilizado igual si los periódicos retirados hubieran sido otros».

También recordó que hace unos años otro concejal de UPN en Iruñea quiso retirar de la biblioteca de Arrosadia una película sobre dos adolescentes lesbianas, y de Yamaguchi el libro de «La tortura en Euskal Herria», pero entonces no tuvo el apoyo del Servicio de Bibliotecas.