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Helen Groome Geógrafa

¿Extrañarnos? ¡Claro que no!

Tal es el despropósito de algunas definiciones institucionales de sustentabilidad que se quiso incluir el TAV en una recopilación de infraestructuras sustentables, algo que se logró evitar

Stavros Dimas, comisario para el Medio Ambiente de la Comisión Europea, no se corta. En la Conferencia sobre el Plan de Acción en Biodiversidad de la Unión Europea celebrado en el Parlamento Europeo ha denunciado que la UE no va a cumplir su propio objetivo para 2010 de frenar la pérdida de biodiversidad. A Dimas no le extraña esta situación, ni es de esas personas que formatean los datos según sus necesidades. Si hay que admitir un fracaso, lo admite. Insiste, además, que parar la pérdida de biodiversidad es tan importante como frenar el cambio climático.

Habrá personas de la calle y de la política que dicen extrañarse por el progresivo deterioro de la biodiversidad teniendo en cuenta los planes de acción globales y sectoriales que tenemos para frenar su pérdida. Desafortunadamente, se han introducido dichos planes sin cambiar un ápice el rumbo de la economía y, con el simple expediente de declarar institucionalmente como «sustentables» determinadas propuestas de proyectos de obras e infraestructuras o políticas sectoriales, por arte de magia éstas dejan de tener la capacidad de influir negativamente en la biodiversidad, institucionalmente hablando, claro está.

Naturalmente o, mejor dicho, antinaturalmente, la práctica no sostiene la teoría. Por ejemplo, los impactos de las infraestructuras en la biodiversidad son conocidos y documentados, entre otras cosas porque ocupan tierra, y para el mantenimiento de la biodiversidad no cuenta únicamente evitar la pérdida del murciélago A o la musaraña B, sino evitar la pérdida de la integridad de los ecosistemas. Tal es el despropósito de algunas definiciones institucionales de sustentabilidad, que se quiso incluir el TAV en una recopilación de infraestructuras sustentables, algo que se logró evitar, aunque en las semanas pasadas algún candidato electoral que otro ha vuelto a insistir en que el TAV es un medio de transporte sustentable.

¿O qué tal el ejemplo de las actividades forestales en la CAPV? También está documentada la fuerte erosión que provocan algunas técnicas habituales de preparación del suelo para forestar, incidiendo en la pérdida no solamente de tierra, sino también de hábitat y biodiversidad, a la vez que basar las plantaciones en especies únicas (pinos o eucaliptos) incide forzosamente de manera negativa en la biodiversidad. Y, sin embargo, tenemos una declaración institucional de que la política forestal vasca es sustentable.

La lista de cabezas de avestruz institucionales es larga y en muchos casos advertida la locura/ el engaño/ el autoengaño por colectivos sociales. Si la clase política se limita a dictar institucionalmente que se está actuando correctamente en términos de sustentabilidad y, por ende, de biodiversidad, pero mantiene toda una serie de directrices y acciones económicas que inciden negativamente en ésta, a nadie le debe extrañar el incumplimiento del objetivo comunitario para frenar la pérdida de biodiversidad.

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