Tras las elecciones del 1-M
El PNV esgrime su primer puesto contra los 38 votos que suma el PSE
El PNV reprocha al PSE que no reconozca su victoria, pero se comporta como si las elecciones no hubieran pasado. Sigue apelando a la sociedad -pidiéndole «una reflexión» sobre quién ha ganado- cuando ya es el tiempo del Parlamento, donde López suma 38 escaños e Ibarretxe 37.
Iñaki IRIONDO | GASTEIZ
La portavoz del Gobierno de Lakua en funciones, Miren Azkarate, decía ayer que «los traspasos de poderes se hacen cuando hay un cambio y con total normalidad, pero no entendemos por qué tiene que haber cambio de lehendakari, francamente». La respuesta es sencilla, porque hay un candidato que no es Juan José Ibarretxe que tiene 38 votos asegurados para su investidura. Mayoría absoluta. Y dado que es evidente que Azkarate lo sabe, resulta difícil de entender esta estrategia de negar la realidad. El propio Juan José Ibarretxe la ha ensayado en otras ocasiones -como cuando decía que no podía creer que el Tribunal Constitucional fuera a anular la consulta o que hubiera parlamentarios que votaran contra aquella ley- y nunca le ha dado resultado.
Ahora el presidente del EBB, Iñigo Urkullu, se ha sumado al ejército de los que luchan contra lo evidente sin que demuestren tener armas para evitarlo. Su queja es que el PSE y algunos medios están dando la imagen de que Patxi López ganó las elecciones, cuando el partido que obtuvo más escaños y votos es el PNV. Y, por ello, insta a la sociedad a realizar «una reflexión» sobre que el ganador de las elecciones es el PNV, «con un planteamiento de lo urgente, lo prioritario y lo que es realmente imprescindible para la sociedad vasca», como la crisis y «prepararnos para el futuro, para ubicar a Euskadi en el mundo, en unos índices de desarrollo humano», y trabajar en la paz, «todo ello profundizando en el autogobierno».
Al mismo tiempo, trata de erosionar la figura del adversario, advirtiendo al PSE de que el apoyo de los de Antonio Basagoiti no será gratuito, provocará «inestabilidad institucional» y «dará el triunfo al PP en España». ¿Piensa acaso que con ese tipo de exhortaciones va a disuadir a Patxi López o a José Luis Rodríguez Zapatero de que presenten la candidatura a la investidura?
El presidente del Ejecutivo español pidió a los jeltzales que demuestren fair play y «saber estar» a la hora de «asumir procesos de pérdida de la responsabilidad en un gobierno». Y les conminó a «dejar a un lado las palabras gruesas, que normalmente no llevan más que a tener que desdecirse de ellas».
El cambio, objetivo común
Porque, por mucho que se repita en todas las entrevistas la evidencia de que el PNV fue el partido más votado a gran distan- cia del PSE, Patxi López pone sobre la mesa la concreción de que él cuenta con los 38 apoyos necesarios para ser investido lehendakari. Un dato que resulta irrebatible e invencible.
El presidente del PP vasco, Antonio Basagoiti, volvió a poner sus trece escaños a disposición del PSE, con una única condición: «Cambio». Añadió que su partido está dispuesto a «arrimar el hombro» y a «tender una mano» para que socialistas y populares alcancen «acuerdos nacionales» y «España avance».
En cuanto a los problemas que Zapatero podría encontrarse en el Congreso si el PNV le retira el apoyo de sus seis diputados, ERC, IU e ICV ya han empe- zado a cortejar al PSOE ante la posibilidad de un cambio de socios. Mientras, el portavoz del Grupo Socialista, José Antonio Alonso, habla de «geometría variable» para recordar que se han apoyado en unos u otros según las votaciones.
Por lo visto, para evitar que López llegue a Ajuria Enea el PNV tendrá que buscar algo más eficaz que blandir la legitimidad de su primer puesto.
Ante la posibilidad de que el PNV retire su apoyo al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en el Congreso de los Diputados, ERC, IU e ICV ya han comenzado a cortejar al PSOE y a poner precio a su respaldo parlamentario.
Roberto Jiménez, líder del PSN, aseguró que si Patxi López es lehendakari «se ampliará la colaboración entre Navarra y la CAV, dos comunidades distintas pero muy próximas, que comparten estrechos lazos culturales, desde el respeto mutuo», algo que considera que resulta que sería inviable si el PNV sigue en Ajuria Enea. Durante la campaña, López se ha dedicado a prometer también una mejora de las relaciones tanto con Nafarroa como con la CAV: «Queremos relaciones privilegiadas con los dos. Con otros vecinos también, pero con éstos serán privilegiadas, porque hay muchas cosas en común que nos unen y porque tenemos que dar respuestas en común».
El candidato a lehendakari del PSE, Patxi López, envió ayer un mensaje claro al PNV al pedirle que actúe «con responsabilidad», aparque las «pataletas» y vaya asumiendo que irá a la oposición. Se siente capacitado para liderar el próximo Gobierno de Lakua y así lo quiso demostrar en una multitudinaria rueda de prensa celebrada ayer en la sede central de su partido en Bilbo y a la que asistieron más de quince cámaras de televisión. Con una enorme sonrisa que reflejaba su satisfacción por los resultados obtenidos en las urnas y una ikurriña al lado y otra en la solapa para tratar de dar a la convocatoria un carácter más institucional, López confirmó que presentará su candidatura a lehendakari en el Parlamento de Gasteiz.
El argumento que utilizó para ello es que los partidos que conformaban el Gobierno tripartito de Lakua -PNV, EA y EB- han perdido más de 63.000 apoyos, mientras el PSE ha subido 40.000 votos. En su opinión, estos resultados indicarían que la ciudadanía de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa ha apostado por cerrar un ciclo «soberanista» y abrir un «nuevo tiempo político».
Reconoció que le corresponde al PNV iniciar la ronda de contactos para tratar de conformar un nuevo gobierno al ser la fuerza más votada, pero confirmó que no renuncia a recabar apoyos para ser el próximo lehendakari. Declaró que se siente «absolutamente legitimado» y recordó a la formación jeltzale que gobierna en las diputaciones de Araba y Gipuzkoa sin ser la primera fuerza política.
En este sentido, presentó la comisión negociadora del PSE, que estará formada por el presidente del partido -Jesús Eguiguren-, el secretario de Organización -Rodolfo Ares- y los secretarios generales de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa -Txarli Prieto, José Antonio Pastor e Iñaki Arriola, respectivamente-.
La investidura del candidato del PSE parece asegurada con el respaldo anunciado por el PP, y dejó entrever que se decantaría por la opción de gobernar en minoría con apoyos puntuales. No quiso entrar a valorar un posible pacto con el partido de Basagoiti y centró todas sus críticas en el PNV, al que acusó de «amenazar con el apocalipsis» en caso de perder el poder de Ajuria Enea.
«Parece que, como si fuera una profecía bíblica, el PNV tiene que estar en el Gobierno Vasco, pero les pediría un poco más de talante democrático. Todos los partidos queremos ser partidos de gobierno, aunque tenemos que saber que cuando se está en la oposición es cuando se demuestra la grandeza, la altura de miras y el sentido de país de un partido democrático», aseguró.
López insistió en que el PNV «es un partido más, y no pasa absolutamente nada si pasa a la oposición. Ni Euskadi se rompe, ni va a haber retrocesos ni se va a desestabilizar nada». «Un gobierno con un lehendakari del PSE será un gobierno estable y que generará confianza, sumará voluntades y contará con todos los sectores sociales para hacer país y resolver los problemas», añadió.
El secretario general del PSE aseguró que es «peligroso» calificar de «tramposas» las elecciones y deslegitimar el Parlamento por la ausencia de la izquierda abertzale. A su juicio, no se ha ilegalizado ninguna idea porque «la izquierda abertzale que ha roto amarras con ETA podrá defender la independencia» en el Parlamento de Gasteiz, tras lo cual felicitó a Aralar. Además, recordó a los jeltzales que la «izquierda abertzale ilegalizada tampoco está en el Ayuntamiento de Bilbao o en la Diputación de Bizkaia y no he oído a nadie del PNV dudar de la legitimidad de ambas instituciones».
