Perder de cinco puntos ante un equipo alemán de medio pelo sin ninguna opción de clasificarse, ante apenas poco más 1.500 aficionados, no es la forma ideal de alcanzar un hito histórico como clasificarse para la primera final europea de la historia, pero es así como alcanzó el Bilbao Basket su sueño de estar en la Final Eight de Turín. En estos tiempos en que se televisan prácticamente todos los eventos deportivos, ni siquiera hubo la opción de seguir por la pantalla las evoluciones de los de Vidorreta, pero casi hasta mejor, ya que el choque de ayer ante el Artland Dragons fue poco más que un trámite, desde el momento en el que al descanso el equipo vizcaino ya tenía su billete para la capital piamontesa asegurado tras la victoria del Lietuvos Rytas en Charleroi.

Todo resultó tan insípido que ni siquiera la derrota tiene consecuencias en el resultado final del grupo, ya que para ser primeros los hombres de negro deben vencer la semana siguiente a los lituanos en La Casilla por más de tres puntos, mientras que en caso de haber ganado ayer les valdría simplemente con ganar de uno.

Incapaces

Pero al margen de todo esto, no se puede olvidar que los vizcainos no fueron capaces de vencer a un equipo que, hasta ayer, no había conseguido una victoria en esta segunda fase de la Eurocup. De hecho, el choque del Artland Arena, de Quakenbrück, fue dominado prácticamente de principio a fin por el equipo local, que llegó a alcanzar una ventaja de 13 puntos (43-30).

No obstante, el Bilbao Basket se acercó dos veces a dos puntos (70-68 y 78-76) en los últimos minutos, lo que le permitió soñar con la victoria que daría brillo a su clasificación para la Final Eight. Pero su mala tarde en el tiro, especialmente en los triples (5 de 27), la acabó pagando. Janis Blums, con 16 puntos y 26 de valoración, fue el jugador vizcaino más destacado junto con Salva Guardia.