«Warum? (¿Por qué?)». Esta pregunta que encabezaba la edición de ayer del diario local «Winnender Zeitung» resume el desasosiego tras la masacre que el miércoles se saldó con 16 muertos después de que el joven de 17 años Tim Kretschmer irrumpiera en su antiguo colegio de Winnenden, donde mató a doce personas antes de emprender una huida en la que dejó otros tres cadáveres y de quitarse la vida.

Las banderas ondeaban ayer a media asta mientras Alemania trataba de comprender las razones que llevaron a este adolescente a cometer la matanza, que había anunciado previamente en un foro de discusión en internet, según informó el ministro de Interior del Estado de Baden-Wurtemberg, Heribert Rech.

«Tengo armas aquí, mañana por la mañana iré a mi antigua escuela. Estoy harto, ya tengo suficiente de esta vida sin sentido, siempre lo mismo. Todos se ríen de mí y nadie reconoce mi potencial», explicó Kretschmer.

La misma pregunta que ocupaba la portada del «Winnender Zeitung» se la hacían todos los habitantes de esta próspera ciudad de 27.000 habitantes, en una región de pleno empleo, conocida por su entrega al trabajo, al orden y a la limpieza.

La Policía estudia si el padre del joven debe ser acusado, por poseer quince armas legales. Todas salvo una estaban guardadas bajo llave.

Los agentes se incautaron del ordenador del adolescente, donde hallaron «videojuegos típicos de este tipo de loco, incluyendo el juego `counter-strike'».

A la espera de que se dieran a conocer los primeros datos sobre sus motivaciones, se mencionó que era introvertido y «se pasaba el día sentado ante su ordenador», así como que podía haber tenido problemas con las mujeres, ya que ocho de los nueve estudiantes que todas sus víctimas en la escuela excepto una eran chicas.

«Destruyó el alma de toda una escuela y arrancó el corazón a una ciudad», comentó el ministro Reich.

Ayer, un escolar de 16 años fue detenido por la policía en Rottweil (suroeste de Alemania) tras amenazar en una carta con perpetrar una masacre.