El mundo, en cuarentena
«A ciegas»
El tercer largometraje del brasileño Fernando Meirelles es una adaptación de la novela de José Saramago «Ensayo sobre la ceguera», que trata de imaginar lo que sería un mundo poblado de invidentes.
M. INSAUSTI | DONOSTIA
Fernando Meirelles había dado el salto al mercado anglosajón con «El jardinero fiel», catapultado por el éxito internacional de su ópera prima «Ciudad de Dios». Cada uno lleva su carrera cinematográfica por donde mejor estima, si bien es posible que el brasileño haya ido demasiado rápido, desprendiéndose de sus orígenes culturales con excesiva facilidad. Lo cierto es que llevaba mucho tiempo intentando convencer a José Saramago para que le cediera los derechos de su novela «Ensayo sobre la ceguera», así que ha necesitado ir adquiriendo prestigio para poder conseguir el preceptivo permiso para la adaptación.
Los lectores y conocedores de la obra del escritor portugués han quedado decepcionados, dando la razón a los que siempre afirmaron que era imposible de trasladar al cine, debido a que la ceguera equivaldría a la pantalla oscura en la que las imágenes están del todo ausentes. Por el contrario, el cineasta ha concentrado sus esfuerzos en el diseño visual de ese mundo que ha perdido la capacidad de la visión, hasta encontrar una manera de plasmar la epidemia de la llamada «ceguera blanca», a base de una fotografía quemada llevada a cabo por el uruguayo César Charlone, codirector de «El baño del Papa».
La mayor pega con la que se encuentra «A ciegas» es la de haberse concentrado en el tratamiento formal en detrimento del contenido psicológico y dramático del libro firmado por Saramago. La obsesión por hacer que las localizaciones urbanas se volviesen irreconocibles, rodando en Sao Paulo, Montevideo y otros escenarios canadienses, ha dado como resultado una Metrópoli que recuerda a las de las películas de ciencia-ficción apocalípticas del estilo de «El último hombre vivo» o su versión más reciente.
Por otra parte, el reparto multinacional se expresa en inglés, lo que resta matices a algunas interpretaciones, como la de Gael García Bernal. El mexicano protagoniza la escena clave de los abusos en el pabellón de mujeres, finalmente recortada tras ver reacciones negativas en un pase de prueba que llevaron a cabo ante público.