El reputado cineasta de animación Ángel de la Cruz se pasa al cine de acción real, tras triunfar en los Goya con «El bosque animado» y «El sueño de una noche de San Juan». «Os mortos van á presa» es una comedia gallega rodada en la aldea de Rino, en Ribadeo (Lugo), aunque en la ficción ha sido rebautizada con el nombre de Fariño Do Mar. Todo el reparto está compuesto por secundarios locales, contando con Neus Asensi como actriz protagonista e invitada de excepción. Ella es la camionera que acude al lugar para recoger una carga de marisco, pero con la mala suerte de que su vehículo pesado queda atrapado en un estrecho puente que da acceso al pueblo. Como quiera que es la única vía de acceso al cementerio, una comitiva fúnebre ve así impedido el paso, sin poder dar sepultura a un insigne hijo de Fariño, un artista autor de una escultura que tampoco facilita las maniobras. La sencilla anécdota costumbrista está contada a la manera de las viejas comedias populares inglesas de la Ealing, pero tirando más hacia el esperpento valleinclanesco y el humor negro gallego. El realismo mágico está presente a través de personajes y situaciones surrealistas, sin descartar elementos oníricos tradicionales como la influencia de la Santa Compaña. La película es ya todo un fenómeno en Galicia y, juicios críticos al margen, fue recibida con grandes aplausos en la Seminci de Valladolid.