«Los que no creen en EB se han situado fuera»
Los resultados electorales del 1 de marzo han abocado a sendas crisis internas en el seno de Eusko Alkartasuna y Ezker Batua, dos formaciones políticas que han sido duramente castigadas por el electorado, llegando a perder más de la mitad de los votos que venían manteniendo. Tanto en EB como en EA se han producido dimisiones, nuevos nombramientos y la apertura de debates internos. GARA ha pulsado la opinión de sus dirigentes, tres semanas después.
Nuevo coordinador general de Ezker Batua
Manex ALTUNA | BILBO
Mikel Arana será el único parlamentario con el que contará EB durante la próxima legislatura en la Cámara de Gasteiz.
Los malos resultados electorales han provocado el cambio en la dirección del partido, ¿han conseguido cerrar las heridas internas con ese relevo?
No, tan sólo hemos dado un primer paso y queda trabajar muchísimo. Para eso hay que ser capaces de eliminar las críticas internas y dejar de formar parte de los titulares exclusivamente por conflictos internos. Esto no significa que no haya debate interno y que tengan que ser las votaciones por unanimidad. Pero hay que jugar con un mínimo de lealtad, aceptar las votaciones y dejar los debates en el seno de la organización. Por otro lado, está claro que hemos perdido el contacto con la ciudadanía y uno de nuestros principales retos tiene que ser abrir EB a los sectores progresistas de la sociedad, como agentes sociales, sindicales, y otro tipo de formaciones del ámbito de la izquierda. Si somos capaces de afrontar esos retos, quizá podamos hablar de la recuperación. Desde luego, el cambio de la coordinación general no es más que un pequeñísimo paso, que en ningún caso va a ser una solución.
¿Cómo piensan hacer frente a esos retos? Desde el sector crítico interno voces como la de Oscar Matute plantearon la configuración de una nueva orga- nización en la que después se debería integrar EB.
Estamos pensando en hacer una Conferencia Política y no una Asamblea Extraordinaria, porque supondría abrir las heridas internas. Tenemos que redibujar nuestros planteamientos políticos para afrontar una nueva situación en el Parlamento. Venimos de estar en un gobierno y de tener tres parlamentarios. Ahora sólo hay uno y estaremos en la oposición. Con respecto a la disolución de EB y la conformación de un nuevo espacio, creo que EB en sí misma todavía tiene espacio y futuro en Euskadi. Lo que no acabamos de entender es cuál es el objetivo de disolver una formación política que ahora mismo tiene más de 100 cargos públicos para construir algo que no se sabe muy bien lo que es. Nosotros creemos en el futuro de EB y seguiremos trabajando. Aquellos que no creen en su futuro se han ubicado fuera de EB. Si consideran que tienen que refundar algo o fundar otra cosa, son muy libres de hacerlo.
Tras la ronda de contactos que mantuvieron con el PSE, señalaron que pensaban abstenerse ante la posible investidura de Patxi López. ¿Por qué?
Nosotros votamos proyectos políticos, y en una investidura lo que no hacemos es votar a una persona sino las propuestas que esa persona pueda poner encima de la mesa. Patxi López va a ser investido con los votos del PP y nosotros somos antagónicos, por lo que los proyectos que pueda poner encima de la mesa pactados con el PP, desde luego, no van a gozar de nuestro visto bueno y no vamos a apoyar la investidura de López.
¿Qué opinión le merece ese previsible cambio en el gobierno de Lakua?
Más allá del márketing político que haya podido hacer el PSE, hay que esperar a que empiecen a hacer algo más que alcanzar la Lehendakaritza, que parece que es su obsesión en este momento. Si el `cambio' es cambiar las políticas de vivienda o retroceder en la euskaldunización, será malo. Si supone hacer políticas de izquierda con las organizaciones sindicales para afrontar la crisis, podría ser bueno.
¿Contemplan la posibilidad de llegar a acuerdos con el PSE?
Acuerdos estables no, otra cosa es que en cada una de las materias concretas que se vayan presentando en el Parlamento podamos votar en un sentido o en otro. Con un parlamentario vamos a ser oposición y trataremos mejorar los proyectos que vengan desde el gobierno, dándoles un giro a la izquierda.
¿Descartan una posible entrada en un gobierno con el PSE?
Sería un gobierno con el apoyo del PP. Y con un único parlamentario que no va a ser determinante para aprobar una votación, la capacidad de influencia es mínima. Formaríamos parte de un gobierno con unas bases programáticas sólidas y con capacidad de influencia, pero entrar en un gobierno por estar está completamente descartado.
¿Cree que han perdido votos por mantenerse en el Gobierno tripartito?
No, el problema ha sido que no hemos sido capaces de transmitir que nuestra estancia en el gobierno no era para mantener un bloque y determinados cargos, sino para hacer políticas concretas. En las elecciones no se ha juzgado esa gestión; de hecho, aquellos que nos criticaban han tenido que reconocer que los resultados han sido muy malos a pesar de nuestra buena gestión. Lo que pasa es que en Euskadi no se vota según la política que uno desarrolla, sino según en el bloque en el cual a uno le ubican. A nosotros nos han ubicado, en contra de nuestra voluntad, en un bloque que no era el nuestro y, obviamente, eso no generaba comodidad en nuestro electorado y nos ha supuesto un castigo.
El propio Madrazo mencionó tras la debacle electoral de EB que una de las razones había sido la ilegalización, ¿qué piensan hacer ante esta situación?
EB ha hecho siempre lo que ha podido. Fue la única formación estatal que votó en contra de la Ley de Partidos con gran incomprensión de muchos sectores, incluso de IU. Nos hemos quedado sin cabeza de lista en Araba, Kontxi Bilbao, por negarse a disolver a Sozialista Abertzaleak en su momento y hemos manifestado siempre nuestra oposición. A partir de ahora, hay que ser capaces de generar formas y modos para que la voz de esas 100.000 personas pueda ser escuchada en el Parlamento Vasco. Se me ocurre poder presentar iniciativas si los represen- tantes de Batasuna así lo quisieran, y que no tengan que hacer toda su política de manera extraparlamentaria.
La izquierda abertzale ha anunciado una ronda de contactos con otras formaciones. ¿Cómo lo valora? ¿Participarían?
Otegi anunció una ronda de contactos con las formaciones independentistas y EB es federalista. Nosotros seguimos defendiendo el derecho de autodeterminación, pero no para ser in- dependientes. Por tanto, es una decisión suya. En principio, valoro positivamente que se haga una reflexión y que se entienda que hay que iniciar un proceso de diálogo político. El problema de la conferencia de prensa de Otegi es que una vez más hace una abstracción de la existencia de ETA y, lógicamente, supone un problema por lo que se ha podido ver en la respuesta de las formaciones que sí son independentistas. Nosotros tenemos que hacer nuestros deberes de cara a la normalización política, dándole cauce de expresión a la izquierda abertzale, pero la izquierda abertzale también tiene que hacer sus deberes en casa y decirle a ETA que le deje hacer política.
En esta situación de crisis económica, ¿ve factible la posibilidad de crear un «polo de izquierdas»?
Todo lo que sea unir fuerzas progresistas y de izquierdas es bueno, más en una situación de crisis económica. Parece que algunos sindicatos están hipnotizados por Zapatero y que en Euskadi con la división sindical que existe cuesta mucho. La clase trabajadora tenemos que ser capaces de movilizarnos y exigir al nuevo gobierno políticas reales para superar la crisis económica, que no se puede basar exclusivamente en el regalo de dinero a los bancos y a las grandes multinacionales. Hay que hacer un debate serio en el seno de la izquierda, olvidándonos de siglas. Nuestro objetivo es que dejemos de hablar tanto de nacionalismos y volver a la dicotomía que se da en todo el mundo, es decir, entre izquierdas y derechas. En Euskadi se generan alianzas muy raras por abandonar esa dicotomía. La izquierda en Europa y en el Estado está pasando por un momento de crisis y Euskadi no es una excepción. Tenemos que redoblar esfuerzos, y en lugar de tender a dividirnos y discutir, tenemos que intentar establecer unos mínimos para hacer frente a la derecha.