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Fede de los Ríos

Vaya por Dios, ahora los obispos nos salen conservacionistas

La mujer reducida a útero receptor de la voluntad del Señor sin posibilidad de objeción y encima los nueve meses de feto no nos cuenta para la jubilación. Pues vaya mal

No andan muy finos en la Conferencia Episcopal. Peleones, voto a bríos que sí, a los hechos me remito. Pero ¿un cachorro de lince al lado de un cachorro de humano para oponerse al derecho de las mujeres a planificar su maternidad? Y de lince ibérico nada menos, animal lujurioso donde los haya, que copula unas 80 veces en 48 horas, lo mismo da si es su hermana o su tía-abuela. Quiera Dios que no hayan puesto al niño o la niña al alcance del felino porque, aunque cachorro, un lince siempre será un lince.

Me explica una amiga cuidadora de mi salud mental que el símil es debido a que la vida del lince ibérico está protegido y la del niño o niña ibéricos no.

- ¿O sea que actualmente se pueden matar niños y niñas, siempre que sean ibéricos, y no pasa nada?- le inquiero.

- No seas bruto Federico, el niño o niña del cartel, a modo de metáfora, está en lugar de un embrión de humano y el cachorro de lince en lugar de un embrión de linx pardillus.

- ¿Y por qué no han puesto una imagen de un embrión humano y otra de un lince, querida Sara?

- Pues porque todos los embriones de pocas semanas, ya sean de humano, de pollo, de lince o de ornitorrinco, resultan a la vista prácticamente iguales e induciría al los gentiles a pensar que la teoría creacionista es falsa y daría más pábulo a lo que Darwin postuló sobre la evolución de las especies desde un antepasado común. Que pareces tonto.

Vuelvo a casa y releo a los Padres de la Iglesia. Poco dicen en materia de aborto. San Agustín (s. IV) admite que podemos hablar de persona a partir del cuadragésimo día después de la fecundación, es decir, el alma tarda cuarenta días en introducirse en el cuerpo. De igual manera se expresa Santo Tomás (s.XI), no reconociendo como humano el embrión que no tiene cuarenta días. Si el embrión es mujer, aclara, tarda un poco más, como es natural.

Entonces, podrá pensar el lector, mientras que el embrión no sea humano el aborto no será pecado. Nada más lejos, nos aclara el Padre Tadeusz Pacholczyk, doctor en neurociencias por Yale y Harvard, actual director del Centro Católico de Bioética en Philadelphia: «Algunos científicos y filósofos intentarán argumentar que si el embrión en fase inicial no ha recibido aún un alma inmortal de Dios, entonces está bien destruirlo puesto que todavía no es una persona. Pero en realidad sería lo contrario; es decir, sería más inmoral destruir un embrión que todavía no ha recibido un alma inmortal que destruir uno que ya la tiene. ¿Por qué cuando alguien destruye un embrión impediría de manera absoluta que ese ser humano logre tener un alma inmortal (o ser una persona) y pueda llegar a Dios. Esta sería la peor de las maldades porque estropearía, con una acción que en cierto sentido sería peor que el asesinato, todo el diseño que Dios tenía para esa persona única e irrepetible».

La mujer reducida a útero receptor de la voluntad del Señor sin posibilidad de objeción y encima los nueve meses de feto no nos cuenta para la jubilación. Pues vaya mal.

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