La letra de los acuerdos de paz de Chapultepec (México, 1992) se hace carne con la victoria del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional.

Tras 20 años de travesía del desierto, la antigua guerrilla del FMLN ha vencido a la ultraderechista ARENA, que ha practicado estos años una gestión política de «tierra quemada» parangonable a la que protagonizaron sus «escuadrones de la muerte» durante la larga guerra civil que asoló a El Salvador.

El triunfo del FMLN profundiza el imparable giro hacia la izquierda soberanista en el continente.

No han faltado los que, desde estos lares, han puesto el acento en el hecho de que, tras tres derrotas consecutivas, el Frente haya llegado al poder de la mano de un candidato-periodista lejano al perfil de ex guerrillero.

Ocurre que, como Dios, Latinoamérica también escribe a veces la palabra «socialismo» con renglones torcidos.

Mejor harían los que desde Europa ponen el acento en las diferencias en el seno del bloque de izquierda en Latinoamérica (personificadas en el supuesto duelo Lula frente a Chávez) en aprender del ejemplo.

Seguro que el de los pueblos latinoamericanos les queda lejos pero, por lo menos, podrían emular al estadounidense Obama y sus planes para desmontar los excesos de la era Bush. ¿Para cuándo el cierre de los Guantánamos europeos, sean físicos o paralegales?

Suena a petición extemporánea y fuera de lugar en esta columna, pero no lo es. Y es que los que han llegado al poder en El Salvador fueron en su día tachados de «terroristas». ¿Les suena?