El presidente de la «Autoridad Suprema de la Transición» malgache, Andry Rajoelina, prestó ayer juramento y, para tranquilizar a la comunidad internacional, hostil a su régimen, se comprometió a «aplicar las normas del buen gobierno», respetando «las leyes vigentes en Madagascar», aunque reiteró que modificará la Constitución.

Unos 40.000 personas abarrotaron el principal estadio de Antananarivo, del que estuvieron ausentes los diplomáticos acreditados en la capital y los representantes de organizaciones internacionales y organismos económicos multilaterales.

Rajoelina, que se autoproclamó al frente del Gobierno de la isla el martes, en un golpe de Estado con apoyo militar que llevó a la renuncia forzada del presidente, Marc Ravalomanana, tendrá ahora «facultades de presidente de la República», tras haber recibido la banda tricolor que corresponde a ese cargo.

El gobernante de facto aseguró que su Ejecutivo «luchará contra la corrupción», acabará con los monopolios comerciales y obligará a las autoridades, y a él mismo, a hacer «una declaración de bienes».

En cualquier caso, reiteró su intención de modificar la Constitución antes de convocar elecciones en el año 2011 para, según dijo, «acabar con la dicta- dura» en la isla, en la que su Gabinete ha suspendido las actividades del Parlamento.

Precisó que la principal misión del nuevo Gobierno será redactar en 24 meses como máximo una nueva Carta Magna, poner en marcha un comisión electoral independiente y un estatuto de la oposición, y fijar los plazos electorales.

Mientras se celebraba la ceremonia, dos millares de seguidores del depuesto presidente se concentraron en el centro de Antananarivo, para reclamar su reposición en la Jefatura del Estado, cargo para el que fue reelegido en 2006 para cinco años.