Milán-San Remo
La «classicissima» del Centenario, para Cavendish
El corredor del Columbia vive su día más feliz tras ganar con un magnífico sprint y Galdos concluye séptimo.
GARA | SAN REMO
Mark Cavendish se impuso al sprint en la edición número 100 de la Milán-San Remo, la classicissima, disputada ayer sobre 298 kilómetros. «Es el día más bonito de mi vida. No me esperaba ganar, no podía soñar algo mejor», dijo un emocionado ganador en la llegada.
El ciclista del equipo Columbia tuvo palabras para sus compañeros en un momento tan especial: «Hincapie me ha ayudado enormemente, pero todo el equipo ha permanecido junto a mí en las subidas. Cuando Haussler ha lanzado el sprint a toda velocidad, he sentido miedo. La victoria así es aún más bonita», exclamó el campeón incapaz de aguantar las lágrimas en el podio.
Y eso que en su primera participación, Cavendish se excluía del grupo de los favoritos días antes de la prueba, porque aseguraba que la carrera era demasiado larga y complicada para sus condiciones. Pero su equipo trabajó bien, se encontró en la forma adecuada en el momento preciso y, con la inestimable ayuda de su compañero George Hincapie y de manera muy ajustada hizo valer su poderoso final ante la durísima oposición del alemán Heinrich Haussler, el encargado de lanzar un sprint lejano que sorprendió al resto de aspirantes y que estuvo a punto de reportarle la victoria.
Los dos se jugaron el triunfo de una clásica, como siempre muy nerviosa, con diversas escapadas de relativa importancia que no fructificaron pese a la dificultad del recorrido porque los equipos de los sprinters estuvieron atentos y no permitieron aventuras de gran entidad, la última de dos habituales de los mejores podios, Filippo Pozzato y Davide Rebellin.
Por tanto, la Milán-San Remo se encaminó hacia una clásica volata, en la que los grandes velocistas comenzaban a jugar sus bazas hasta que Haussler lanzó un largo ataque al que solamente pudo responder Cavendish, quien no se rindió y pudo festejar, con 23 años, uno de los triunfos más importantes de su carrera. El pasado año, el corredor de la Isla de Man dominó los sprints del Giro y Tour, para llevarse cuatro etapas de la ronda gala. Con ello releva en el palmarés al español Óscar Freire y el suizo Fabian Cancellara y logra el primer triunfo de un corredor con pasaporte británico en esta prueba desde que en 1964 lo hiciera el mítico y malogrado Tom Simpson.
Al grupo del resto de aspirantes al triunfo se le «picaron» dos segundos. El noruego Thor Hushovd ganó el sprint para la tercera plaza por delante del australiano Allan Davis, los italianos Alessandro Petacchi y Daniele Bennati y Aitor Galdos.
«Durante la jornada he tenido unas sensaciones muy buenas, como todo el equipo en general. Hemos trabajado bien la carrera y de no ser por la caída, Iñigo Landaluze también hubiese estado en el grupo delantero junto a Egoi y yo. Con dos compañeros quizás la llegada hubiese tenido un desenlace diferente. En la salida hubiera firmado el séptimo puesto, pero luego he pensado hasta en el podio. En la última recta ha habido algún bandazo, me he quedado cerrado y ahí he perdido las opciones de mejorar algún puesto», dijo el ermuarra del Euskaltel.
Iñigo Landaluze sufre una distensión del ligamento acromio-clavicular de la clavícula izquierda sin lesión ósea como primer diagnóstico, tras la caída sufrida en el descenso de la Cipressa.
Lance Armstrong, en su retorno a Europa, intentó luchar en el grupo de cabeza, pero cuando vio que ya no tenía opciones optó por resguardarse en el gran pelotón junto a otros ilustres.