«Que viene el lobo» es una de las frases que guarda, en la memoria colectiva, una imagen negativa de este animal. Los ejemplos, sin embargo, no dejan de sucederse teniendo quizás en el cuento de «Caperucita y el Lobo» su exponente más claro. Sin embargo, se despierta un sentimiento diferente cuando a algún habitante de Araba se le hace pensar en el origen de nombre de pueblos como Peñaslobera o Paso del Lobo o algunos en euskara como Ochanda, así como apellidos del estilo López Otxoa y Lopategi.

Éstas son algunas de las herramientas que Carlos Sanz ha empleado en la exposición «Amigo Lobo. Leyenda y realidad del lobo ibérico» que se encuentra estos días en la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa de Gasteiz. Fotos, objetos y varios paneles explicativos intentan romper «el mito de Caperucita y el Lobo», según explica su propio autor. El objetivo final de la muestra es defender que la coexistencia entre el hombre, el lobo y el ganado es posible.

Su autor, Carlos Sanz, ha dedicado esta propuesta al que fuera su colaborador Felix Rodríguez de la Fuente, con quien trabajó durante varios años.

Por un lado, el visitante puede observar varias fotografías de los lobos en su hábitat natural. Los más curiosos pueden descubrir en los comentarios que acompañan a cada fotografía varios detalles sobre sus costumbres y comportamientos. En una vitrina, además, se pueden ver objetos diversos. Desde cepos empleados para atrapar a este animal, a cráneos o monedas con siluetas de lobos grabadas.

El autor de la muestra rechaza completamente la imagen fantasiosa que se proyecta en el cuento de caperucita. De hecho, aseguró que el ataque de un lobo a un humano es casi «improbable» y añadió que es más «probable que te ataque un perro que un lobo».

«El lobo es una especie enigmática y mítica, que ha pasado de estar en peligro de extinción a estar amenazada», aseguró Sanz. Asimismo, recordó que la población en la península se sitúa entre 2.000 y 2.500. Según Sanz, una convivencia entre lobo, ser humano y ganado es posible. Sin embargo, para poder hacer frente a los ataques que se producen, abogó por la ayuda institucional para los ganaderos por «el tributo» que pagan al recibir un ataque.

La exposición estará visible en la Casa de la Cultura hasta el 22 de abril. Con una entrada gratuita, el centro está abierto de 9 a 14 horas por la mañana y de 16 a 20 a las tardes. Los sábados, por el contrario, sólo se puede acudir por la mañana, de 10 a 13 horas.