Arqueología, ¿museos de segunda?
Los restos del pasado, entre nuevas paredes
Algo se mueve en el panorama arqueológico de Euskal Herria. De ser una disciplina con poco protagonismo, Araba y Bizkaia inauguran sendos museos arqueológicos. Iniciativas envueltas en emblemáticos o modernos edificios que pretenden alzar a un primer plano los restos que, tras esperar siglos enterrados, resurgen para hablar de nuestro pasado.
Itziar AMESTOY | Gasteiz
Los restos que han sido capaces de sobrevivir al paso del tiempo guardan en sí mismos un amplio conocimiento de las sociedades pasadas. Sin embargo, no es lo mismo que estén arrinconados en algún lugar o que luzcan expuestos en sus propios museos. Por esta misma razón, estos días se pueden considerar prósperos para la arqueología de Euskal Herria. Si ayer era el Bibat quien abría sus puertas al público -complejo museístico que, en el Casco Viejo de Gasteiz, une el Museo de Naipes con el de Arqueología-, próximamente le toca el turno al Museo Arqueológico de Bizkaia, situado en la antigua estación de Lezama. En Gipuzkoa, el museo San Telmo se encuentra sumergido en obras de rehabilitación y ampliación mientras que los hallazgos arqueológicos estrenaron su propio «santuario de la memoria» en el Centro de Depósito de Materiales Arqueológicos y Paleontológicos que se inauguró en enero. La arqueología de Nafarroa no cuenta con un sitio específico y comparte espacio con otras disciplinas en el Museo de Navarra. Esta mezcla de disciplinas es la que, sin embargo, reivindican de una forma activa en el Euskal Museoa de Baiona.
La novedad que más suena estos días es el Bibat, un proyecto que como su nombre da a entender une dos colecciones en un mismo lugar. Concretamente son dos edificios, cada uno con su colección, pero que coinciden en el mismo entorno del casco medieval gasteiztarra. Para la colección arqueológica del herrialde, el arquitecto navarro Patxo Mangado ha diseñado un nuevo edificio, conocido como «el cofre», por ser «denso y hermético por fuera y sugerente y mágico en el interior», según su creador. Después de tres años de retrasos en las obras, incidentes de todo tipo que han hecho que el presupuesto se incremente en casi 3 millones de euros, ayer llegó el día de disfrutarlo. Para ello, la Diputación organizó un acto completo con autoridades del mundo cultural, pero sobre todo institucional.
Entrada libre al Bibat
Desde el acto de ayer, las puertas del Bibat permanecen abiertas y con entrada gratuita para quien se anime. Además de recorrer por primera vez el interior del edificio de Mangado, que se asoma tímidamente en el cantón de Santa Ana, entre las calles Cuchillería y Pintorería, también se podrá volver a ver el Museo de Naipes que acoge el Palacio de Bendaña. Este edificio se encontraba cerrado al público ya que el Bibat conllevaba obras comunes. El punto de unión es el patio de acceso a ambos edificios, situado en la calle Cuchillería. De esta forma quieren remarcar el objetivo de Bibat que «nace como un nuevo espacio de dinamización cultural: dos colecciones, dos museos, un patrimonio».
A la de Gasteiz, seguirá la inauguración que tendrá lugar próximamente en Bilbo. Hasta la fecha, la colección arqueológica de Bizkaia había estado expuesta en el Euskal Museoa de la capital -aunaba etnografía y arqueología-, aunque su directora, Amaia Basterretxea, precisó que la apertura del Arqueológico no supondrá una merma para el Euskal Museoa. Sin embargo, el proyecto busca «albergar, estudiar y, al mismo tiempo, exhibir al público los restos arqueológicos» de Bizkaia. Por ello, se iniciaron las obras en la antigua estación de Lezama, «uno de los lugares más emblemáticos» del Casco Viejo de Bilbo. Basterretxea aseguró que la inauguración tendrá lugar la semana que viene, aunque podría alargarse algunos días más. De cualquiera de las maneras el plazo lleva un importante retraso ya que el proyecto preveía que se finalizara a principios del 2007.
Los puntos comunes entre los proyectos de Bilbo y Gasteiz son numerosos. Más allá de que estén destinados a albergar las colecciones arqueológicas, ambos edificios están situados en el Casco Viejo. «El proyecto responde a la premisa de integrarse en el entorno del casco y, al mismo tiempo, dotar a nuestra ciudad de un nuevo y emblemático edificio, totalmente moderno». Se trata de la descripción del proyecto bilbaino, pero no está muy alejada de la anunciada por la Diputación de Araba. Se trata, en ambos casos, de dar a conocer la historia de cada herrialde sirviéndose para ello de los materiales recuperados en excavaciones arqueológicas. A los retrasos que han sufrido los dos museos en su ejecución, en el caso de Araba se le añade el asunto de los hallazgos de Iruña Veleia, que ha salpicado el nombre de la arqueología, después de que una Comisión de Expertos los calificara de falsos llegando incluso a la vía penal. Tanto es así, que la diputada de Cultura, Lorena López de Lacalle, abrió la ronda de intervenciones de la inaguración haciendo alusión a estos «numerosos avatares».
Plazos ambiguos
Los retrasos en otros proyectos sirven, al menos, para que el plazo de las obras se anuncie con una cautela que se acerca al miedo. Eso ocurre, al menos, al hablar de la remodelación del museo donostiarra de San Telmo. El recinto se encuentra hoy en día metido unas obras que buscan remodelarlo y ampliarlo teniendo en cuenta tanto el edificio como el discurso del museo. El delegado de Cultura del Ayuntamiento donostiarra, Ramon Etxezarreta, explica que se prevé que la apertura llegue en el 2010, ya que, de momento, asegura que no hay imprevistos remarcables. Aun así, mejor no prometer. En este espacio, la arqueología formará parte de la muestra general como reflejo de las raíces de la sociedad vasca, según describe Etxezarreta.
Donde sí que esta disciplina tiene un lugar propio es en el Centro de Depósito de Materiales Arqueológicos y Paleolíticos de Gipuzkoa, que se inauguró el pasado 19 de enero. Este nuevo equipamiento está ubicado en un bajo de mil metros cuadrados de Intxaurrondo. Tiene más de 7.600 cajas en las que se guardan materiales paleontológicos, prehistóricos e históricos encontrados en los últimos cien años en el herrialde. Además, tal y como explica su directora, Koro Mariezkurrena, cuenta «con las más modernas medidas» que garantizan su buena conservación. Este espacio está destinado a los investigadores, aunque existe la intención de edificar en Irun un instituto de almacenaje, restauración y difusión del patrimonio guipuzcoano.
Por encima de las disciplinas
El planteamiento de Euskal Museoa de Baiona no deja a un lado la arqueología, sino que la engloba dentro de su colección. Tal y como explica su director, Rafael Zulaika, en su planteamiento de museo de sociedades une las diferentes disciplinas. Explica que este modelo reivindica la forma de hablar sobre una sociedad abordando los diferentes aspectos, por encima de la separación disciplinar. Su llegada a este museo, después de haber dirigido entre otro el San Telmo de Donostia, buscaba dar un impulso al edificio que no se había logrado después de su reapertura en el año 2001. Entre los objetivos del Euskal Museoa está mantener un buen número de público, pero centran su interés en generar vida cultural no sólo para Baiona, sino para el conjunto de Ipar Euskal Herria. Y a esta función es a la que dedica sus esfuerzos Zulaika. Como adelanto en lo que la arqueología se refiere, explica que el año que viene la temática del museo trabajará esta materia. Así, también adelanta que los restos hallados en la cueva de Isturitz y que actualmente están expuestos en un museo cercano a París, se podrán ver el año que viene en el Euskal Museoa. La arqueología, por tanto, tiene su espacio aunque desde otro planteamiento también en Baiona.
El Bibat también acoge una colección tan peculiar como es la del Museo de Naipes. Como elemento permanente se pueden ver alrededor de 250 barajas así como maquinaria y otros objetos que se emplean en el curioso proceso de fabricación.
El nuevo Museo Arqueológico de Bilbo tendrá tres espacios: una sala de exposiciones permanentes con el tiempo como hilo conductor, una sala para las temporales y un tercer espacio con fines didácticos y en el que habrá un taller pedagógico.
Un museo tiene objetivos más complejos que servir de lugar expositivo para materiales. Así lo reafirman los discursos que se oyeron ayer en la inauguración del Bibat en Gasteiz o las metas fijadas en el proyecto del nuevo museo arqueológico de Bizkaia. Rafael Zulaika, actualmente director del Euskal Museoa de Baiona, aunque encabezó en su momento el equipo del San Telmo de Donostia y formó parte del de Bellas Artes de Bilbo, se reafirma en esta función de un museo. Explica que el centro que dirige estuvo cerrado entre 1989 y 2001 y emprendió entonces una etapa en la que el objetivo y la esperanza era que volviera a ser creador de dinámicas en la vida cultural de la zona. Después de unos años, los análisis apuntaba a que este objetivo no estaba del todo cubierto y éste fue el momento en el que Zulaika se unió al proyecto, con la intención de «abrir sus ventanas».