kultura

Además del Premio del Jurado en la Seminci de Valladolid, «Retorno a Hansala» se llevó el Premio del Público en Tánger, y otros dos más en El Cairo, gracias a que incluye partes en árabe y bereber. «Retorno a Hansala» lleva camino de convertirse en la película más premiada de la realizadora Chus Gutiérrez, que da un salto en su filmografía con una obra de mayor compromiso social, después de realizar la comedia autobiográfica «El calentito», para la que se inspiró en sus experiencias dentro de la llamada «movida madrileña». En su nueva realización, la séptima si no me equivoco, hay un doble viaje exterior e interior que la lleva hacia el sur, para conocer la ruta de la emigración en el sentido inverso y más doloroso. Se podía haber inspirado en cualquiera de las noticias sobre emigrantes que se dejan la vida atravesando el Estrecho, pero se ha basado en un recorte tomado de la prensa hace seis años, sobre una patera que naufragó en las costas de Tarifa arrojando los cuerpos en la playa.

A partir de ahí, entra en escena el encargado de un tanatorio de Algeciras, al que da vida el actor andaluz José Luis García Pérez. La única forma que tiene de identificación es un número de teléfono escrito en un papel, y que uno de los fallecidos tenía apretado en su mano. La consiguiente llamada le pondrá en contacto con una marroquí que trabaja en el mercado de abastos de Málaga, la cual responde al nombre de Leila. Aunque ya tiene su residencia establecida y el permiso de trabajo, la tragedia le sacude directamente, obligándola a volver a sus orígenes. Los accidentados procedían de la localidad de Hansala, lugar al que se dirige la pareja para entregar las escasas pertenencias de los integrantes del grupo a sus familiares. En la patera solamente llevaban una camiseta puesta y otro de muda, así que la ropa es la que determina la identidad de cada uno de ellos.