Miles de personas se manifestaron ayer Corsica para denunciar la condena de cadena perpetua impuesta el viernes en París al independentista Yvan Colonna, a quien le atribuyen la muerte del prefecto Claude Erignac, registrada en 1998.

Cerca de 15.000 personas, según los organizadores, recorrieron las calles de Ajaccio, incluida la alameda Napoleón, principal arteria de la ciudad, mientras que numerosos comercios cerraron sus puertas. «Es por solidaridad. No hemos recibido ninguna amenaza», señaló un comerciante a la agencia France Presse.

A la cabeza de la comitiva, una gran pancarta proclamaba «Justicia para Yvan», con una fotografía del preso político en cada costado. Los manifestantes portaban también una gran bandera corsa.

En las primeras filas de la movilización se encontraban Christine Colonna, la hermana del preso, junto a electos nacionalistas como Jean-Christophe Angelini y Edmond Simeoni; Antoine Sollacaro, uno de los abogados de Yvan Colonna, y el representante de la Liga de Derechos Humanos en Corsica, André Paccou.

Durante el recorrido, las consignas más coreadas fueron «Yvan» y «Libertad».

Algunos encapuchados lanzaron piedras, petardos y dos cócteles molotov en dirección a los policías que vigilaban la movilización. Éstos respondieron con granadas lacrimógenas.

La manifestación estaba convocada por el comité de apoyo a Yvan Colonna, a quien el Tribunal de Apelación de París confirmó el pasado viernes la cadena perpetua, con un mínimo de cumplimiento de 22 años de prisión, es decir, la pena máxima prevista en la legislación penitenciaria francesa.

«Este juicio ha sido una farsa, una mascarada, una parodia de la Justicia», declaró Sollacaro al comienzo de la manifestación que se celebró ayer en las calles de Ajaccio.

Denuncia de sus allegados

«Durante el proceso, nunca han hecho caso a lo que hemos dicho o lo que hemos hecho», lamentó Christine Colonna. «Resiste, estamos contigo», añadió dirigiéndose a su hermano.

Los abogados de Colonna recurrirán este sentencia y mostraron su malestar porque el tribunal no aceptó realizar una reconstrucción de los hechos, considerada fundamental para demostrar la inocencia de este pastor de cabras de 48 años de Cargèse que siempre ha negado pertenecer al comando que mató al prefecto Claude Erignac en 1998.