Los presidentes de Afganistán, Hamid Karzai, y de Pakistán, Asif Alí Zardari, manifestaron, en comparecencias realizadas por separado en Kabul e Islamabad, su apoyo a la nueva estrategia anunciada por su homólogo de EEUU, Barack Obama, para combatir a los insurgentes en ambos países, que prevé el despliegue de 17.000 nuevos soldados y 4.000 entrenadores, otorgando prioridad a este escenario frente al iraquí.

Por otra parte, Zardari, hizo un llamamiento al entendimiento al principal partido opositor paquistaní, la Liga Musulmana-N del ex primer ministro Nawaz Sharif, al tiempo que pidió restituir al Gobierno que esta formación encabezaba en la provincia oriental de Punjab, disuelto desde hace un mes.

Sin embargo, la situación sobre el terreno está lejos de ser idílica. Así, al menos 26 miembros de la insurgencia talibán murieron ayer en ofensivas aéreas de las fuerzas de seguridad de Pakistán en una región tribal fronteriza con Afganistán, informaron varios medios paquistaníes. Helicópteros paquistaníes bombardearon supuestos refugios de insurgentes en Machni, Saparay y Mohmand.