Ariane Kamio Periodista
Que cada uno saque sus conclusiones
Unas lágrimas frías que se encargan de recorrer las mejillas de un rostro desencajado sienten sus deseos hechos realidad y, al mismo tiempo, ven cómo esa cadena de gotas naturales seguirá su curso al menos durante un tiempo. Dicen que el sufrimiento es compartido, que transcurre de un lado a otro sin tapujos, siendo el rey de la impunidad cuando tiene vía libre para molestar a quien quiera. Como si de una varita mágica se tratara, es suficiente con un mínimo toque para que consiga «infectar» a su objetivo y éste quede libre de cualquier dosis de felicidad que pueda aliviar los males causados. Sin embargo, tener al alcance de la mano una unidad de cuidados paliativos puede ser un buen remedio para hacer frente al varapalo y, si se hace en compañía de más gente, mejor. La cara no tan amable de estas soluciones se vive al son de una soledad guiada por armaduras superiores que dividen, invaden y acorralan siempre (para algunos por casualidad) a quien cuenta con pocas posibilidades para defenderse.
Dicen que Dios aprieta pero no ahoga pero, en estos momentos, más de uno pensará que sería mejor que fuese un ser supremo invisible y desconocido el que intentase apretar las tuercas porque, al menos así, la Iglesia se convertiría en la mayor oficina del Estado en recoger las quejas de los ciudadanos y, de paso, aprovecharían para rebotar al mercado todos los rosarios que acumulan en los santos almacenes. El que no aprieta, pero sí ahoga, sin embargo, es un ser supremo compuesto por personas, originarias de un sufrimiento maleable y con el carné de impunidad total en vigor.
El dolor carece de efectos visuales, pero su estatus popular le otorga el privilegio de traducirse en diferentes situaciones para dejarse notar ante los espectadores más eufóricos. Las lágrimas son el cobijo perfecto para la transformación, la visualización del sufrimiento, un sentimiento causado por diversas razones, económicas, sociales o políticas, pero cuya procedencia es siempre la misma. Que cada uno saque sus propias conclusiones.