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PSE y PP ya no predican ni la «unidad de los demócratas» ni medidas de transparencia

El pacto suscrito por PSE y PP hace diversos llamamientos al reconocimiento de la pluralidad vasca, pero no recoge fórmulas de encuentro con otros partidos o de «regeneración institucional» que ambos llevaban en sus programas.

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I. IRIONDO | GASTEIZ

«Yo me lo guiso, yo me lo como». Ésta parece ser una de las máximas que aplica el pacto suscrito por PSE y PP para garantizar la investidura de Patxi López y dar estabilidad a su futuro gobierno. Las apelaciones que en sus programas electorales hacían ambos partidos a la búsqueda de la unidad con otras formaciones o a la necesidad de poner en marcha mecanismos que garantizaran una mayor transparencia y control de la Administración han quedado fuera de un acuerdo que lleva por nombre «Bases para el cambio democrático al servicio de la sociedad vasca».

El nuevo pacto otorga gran importancia y pone en su frontispicio lo que llama «política en defensa de las libertades y contra el terrorismo». Las propuestas del PSE en esa materia recogidas en su programa electoral comienzan siempre por el anuncio de buscar o procurar «la unidad de las fuerzas democráticas vascas». Lo mismo puede decirse del PP. De hecho, el capítulo de su programa dedicado a la materia lleva ese título: «Unidad de los demócratas para la derrota de ETA».

Sin embargo, esos llamamientos a la necesidad de colaboración con otras fuerzas políticas desaparecen en cuanto ambos partidos han visto la oportunidad de llegar a un acuerdo de gobierno. Ni siquiera en materia que ambos consideran tan importante y delicada se recoge en el pacto una sola mención a la unidad.

Ni transparencia ni control

Hasta 35 veces se menciona el término «transparencia» en el programa del PSE y nada menos que 59 aparece la palabra «control». En el nuevo pacto ya no figura la primera, y la segunda nos remite sólo al «control del precio de la vivienda».

Las invocaciones que tanto el PSE como el PP hacían en sus programas de gobierno a la necesidad de garantizar la transparencia de la Administración, de propiciar la labor de control del gobierno por parte de la oposición (incluido el control presupuestario efectivo) y las reclamaciones incluso de facilitar nuevos equilibrios en el Parlamento, han quedado en el olvido en cuanto ambos partidos han confirmado la posibilidad de tocar poder.

Resulta llamativo en este último apartado lo que ambos partidos recogían en los programas electorales y su contraste con lo decidido en sus últimas negociaciones. El PP reclamaba que «es preciso reforzar la autonomía y credibilidad social del Parlamento Vasco, evitando su sumisión a intereses gubernamentales». A lo que añadía que «la despolitización partidista de las decisiones de la Mesa, en la que se han producido notables avances en la última legislatura, es fundamental».

En opinión del PSE, por su parte, urgía «hacer las cosas de otra manera en el Parlamento Vasco, que debe reforzar su labor de legítimo control al Ejecutivo, facilitando las tareas y posibilidades de la oposición parlamentaria». Y su programa propone incluso «un Estatuto de la Función de la Presidencia y de los órganos de Gobierno de la Cámara [Mesa], para que no sean meros instrumentos al albur de las mayorías parlamentarias».

Frente a estas declaraciones de intenciones -y a la espera de ver cómo pudieran ir concretándose cuando comience a funcionar el nuevo Parlamento-, la única certeza es que los primeros movimientos que han dado ambos partidos han ido en dirección contraria a las propuestas, puesto que lo primero que han buscado es garantizarse para la nueva mayoría de gobierno la presidencia y tres de los cinco puestos de la Mesa. La nueva doctrina sentada por el PSE en esta materia es que la Mesa del Parlamento «tiene que ser fiel reflejo de la mayoría que apoye al Gobierno».

Sin novedades presupuestarias

En lo referido a cuestiones presupuestarias, ambos partidos incluían en sus programas la necesidad de crear una Oficina de Control Presupuestario -para facilitar esta labor a la oposición- y proponían reformar la ley reguladora de los presupuestos, para evitar, por ejemplo, que el Gobierno vaya modificando a su gusto lo acordado en el Parlamento. En su nuevo pacto, de lo único que hablan ya PSE y PP es de que mantendrán un diálogo previo y una negociación «para garantizar la aprobación de los Presupuestos».

De nuevo, las iniciativas de control y búsqueda de transparencia quedan para predicar, pero no para dar trigo.

la firma, hoy

Las comisiones negociadoras de PSE y PP procederán hoy a la firma de su acuerdo para garantizar la investidura de Patxi López y la estabilidad de su futuro gobierno.

Las formaciones del tripartito saliente critican duramente el pacto «frentista»

La portavoz del Gobierno autonómico en funciones, Miren Azkarate, calificó de «excluyente» el acuerdo cerrado entre PP y PSE para la investidura de Patxi López como lehendakari y aseguró que el documento es «una carta fundacional de un gobierno frentista».

En la rueda de prensa tras el Consejo de Gobierno, manifestó que el acuerdo es «como mínimo clarificador», ya que se trata un texto que si finalmente se firma en los términos del escrito dado a conocer el lunes, «lo dice todo». Al respecto, señaló que el documento es «conservador y equivocado» porque «va a dividir a la mitad de la ciudadanía». «Lo que se ha evitado durante toda la campaña cuidadosamente, el acuerdo frentista, va a ser llevado a cabo», criticó.

Por parte del PNV, fue Joseba Egibar quien compareció ante los medios en el Parlamento de Gasteiz para apuntar que con este acuerdo, «PP y PSOE intentan hacer realidad progresivamente que Euskadi sea España y que el hecho diferencial vasco quede diluido». Y añadió que, para ello, «se ha alterado y violentado el juego de mayorías».

Joseba Egibar subrayó que con el pacto suscrito entre PSE y PP «se ha alterado y violentado el juego de mayorías». «Ambos saben positivamente que, con la Ley de Partidos y con un Parlamento corto, obtienen la mayoría absoluta, pero ciertamente saben que la mayoría de la sociedad vasca es nacionalista». Repitiendo unas declaraciones del futuro presidente de Galicia, Alberto Núñez Feijó, del PP, indicó que «los gobiernos que nacen contra las urnas mueren en las urnas».

El portavoz jeltzale declaró que «el PP ha aprovechado la ansiedad del PSOE y su precipitación para acceder a la Lehendakaritza y el PSOE, a su vez, ha hecho suyos los referentes del PP». Joseba Egibar aclaró que la idea de que el «hecho diferencial vasco» quede diluido en España ha sido ya confesada por Mariano Rajoy «muy recientemente en un programa de televisión: `Por fin vamos a conseguir que Euskadi sea España'. Y por el propio Mayor Oreja, cuando declara que `la estrategia de 2001 ha dado sus frutos'».

También EA recordó este último concepto y el portavoz de su Ejecutiva Nacional, Mikel Irujo, señaló que «PSE y PP han conseguido el objetivo de constituir un Gobierno Vasco frentista que buscaban Nicolás Redondo Terreros y Jaime Mayor Oreja en las elecciones de 2001, cambiando sólo las formas pero no el fondo de la filosofía defendida entonces y que ahora impregna el nuevo acuerdo».

EA augura que éste será un gobierno inestable y prevé «retrocesos alarmantes» en materia educativa y lingüística. Mikel Irujo mostró su temor de que «López eche a perder en una única legislatura muchos de los acuerdos y logros del Gobierno Vasco en los últimos 30 años, y lo veo capaz de ello, ya que se trata de un futuro presidente sin carisma, formación ni preparación para ello».

Desde EB, Mikel Arana denunció que el contenido del acuerdo «es una fotocopia del programa electoral» de Basagoiti y su firma «convierte a Patxi López en rehén de la derecha más reaccionaria». NaBai constató que «este pacto deja en evidencia que tanto en Navarra como en la CAV se impone `la razón de Estado' frente a la opinión de la mayoría de cada una de las dos comunidades autónomas». GARA

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