Iñaki IRIONDO

Por alguna razón, el PSE está permitiendo que el PP parezca llevar la voz cantante y el triunfo en la negociación de este acuerdo. No puede ser simple torpeza, puesto que la estrategia se basa en que el PSE calla mucho, cuando lo más fácil, lo que pide el cuerpo a cualquier político en estas situaciones, es hablar, patrimonializar un éxito, como está haciendo el PP. Entre los silencios propios, las lecturas rápidas e interesadas de los portavoces del extinto tripartito y el jolgorio de los medios de la derecha, se está generando la imagen de que -como decía ayer Mikel Arana, de EB- el PSE ha puesto su firma en el programa electoral del PP. Y no es así. Más bien resulta al contrario. La textualidad de las «Bases para el cambio democrático al servicio de la sociedad vasca» están mucho más cerca del programa con el que Patxi López se presentó a las elecciones, que del de Antonio Basagoiti. Por duro que el texto parezca en una primera lectura, si se atiende a los matices y a las omisiones lo cierto es que ha sido el PP quien ha tenido que rebajar sus propuestas para firmar ese pacto.

Es como si Patxi López hubiera entendido que Antonio Basagoiti se ha comido el cebo y el anzuelo y ahora estuviera soltándole carrete para que se canse, a la espera de ser el último en reír, aunque no sepamos cuándo.

Pero, entre tanto, el PP ha conseguido ya una pieza mayor: la presidencia del Parlamento. En su día arriesgué la apuesta de que el PSE tendría dos puestos en la Mesa y uno sería el de presidente. Erré. Lo que habrá que ver es si dentro de un tiempo, quizá cuando López quiera reír mejor, el PP aprovechará las ventajas del cargo para hacérselas pasar canutas.