Crónica | Premios Max
Nuevos talentos creadores acceden a la nómina de los Premios Max
Kukai y Tanttaka, Premio Revelación, Paul Berrondo, Mejor Actor de Reparto, Damián Muñoz como Mejor Intérprete de Danza y Hortzmuga, Mejor Autor en Euskera, ganadores vascos en los Max insulares.
Carlos GIL Cronista teatral
La décimo segunda edición de los Premios Max que organiza la Fundación Autor de las SGAE, celebró su gala de entrega de Premios en el Teatro Cuyás de Las Palmas de Gran Canaria, en una ceremonia dirigida por «Yllana» donde el humor presidió la mayor parte del guión y en el que de nuevo el triunfador en términos cuantitativos fue «Animalario» que recibió cuatro premios: Mejor Adaptación de Obra Teatral, para Alberto San Juan, Mejor Dirección para Andrés Lima, Mejor Actor Protagonista, Javier Gutiérrez y Mejor Empresario de Artes Escénicas, donde ejerce sus labores Joseba Gil, todos ello por «Argelino, servidor de dos amos». «2666», la espléndida obra dirigida por Álex Rigola, recibió el premio al Mejor Espectáculo de Teatro, además del de Mejor Escenografía.
Varias obras recibieron dos galardones, como «La tortuga de Darwin», para Juan Mayorga, como Mejor Autor Teatral en castellano y Carmen Machi, que se hizo con el de Mejor Actriz Protagonista. «Germanes» de Carol López obtuvo el de Mejor Autor Teatral en Catalán y el donostiarra Paul Berrondo el de Mejor Actor de Reparto. También dos fueron para «De cabeza» de Teresa Nieto que obtuvo el de Mejor Coreografía y el de Mejor Intérprete Femenina de danza.
Revelación
Algunas de las gratas sorpresas de esta edición son que el Premio Revelación, que no se otorga por votación universal, sino por un jurado con miembros de varias autonomías, lo recibiera «Hnuy illa» de Kukai y Tanttaka, un trabajo que parte de poemas de Joseba Sarrionandia, con música de Iñaki Salvador, coreografías de Jon Maya y dirección de Mireia Gabilondo.
El de Mejor Intérprete Masculino de Danza sí se otorga por votación universal y fue para Damián Muñoz, por su trabajo en «Staff», aunque no estuvo presente en el escenario de Cuyás y lo recibió en su nombre Sol Picó, que a su vez se llevó el Max correspondiente al Mejor Espectáculo de Danza por «Sirena a la Plancha». El mejor Autor Teatral en euskera, también con jurado restringido, fue a parar a un espectáculo de calle, «Superplast», estrenado por Hortzmuga en mayo de 2008 en Leioa, y que firman su autoría Raúl Cancedo, Izpiñe Soto, Argia Gardeazabal, Pío Ortiz y Julen Gaviria. El premio de Teatro Infantil recayó en la veterana compañía «El espejo negro» por su entrañable «La vida de un piojo llamado Matías», realizado con títeres, lo que no deja de ser importante. Al igual que el de mejor Espectáculo de Teatro Musical no fuera para las grandes producciones y recayera en los granadinos «Lavi e Bel» y su «Cabaret Líquido». Los Premios Max concedidos por jurados especiales fueron para Roberto Tito Cossa, Premio Hispanoamericano; el festival madrileño Escena Contemporánea el de Nuevas Tendencias; la Muestra de Danza Contemporánea de Sevilla, El Mes de la danza, el Premio de la Crítica, y el de Honor fue para Miguel Narros.
La ceremonia dirigida por «Yllana», con guión de Sekun de La Rosa, marcó desde el inicio una tendencia al divertimento y al humor que ayudó a que la dos horas largas transcurrieran con mucha levedad. No obstante, entre los premiados y los que presentaban o entregaban premios, no faltaron las reivindicaciones y los discursos políticos, como es el caso de Alberto San Juan y su alegato en contra de la actual Ley de Extranjería y para abolir las leyes que llevan a los vendedores callejeros de reproducciones videográficas y musicales a la cárcel.
Buena presencia en el escenario de actores y grupos canarios, algunos de ellos con una pegatina en donde, también con humor, señalaban la penuria actual del teatro en Canarias. Su «Max por menos» expresado por todas las fuerzas realmente existentes del teatro canario activo venían a indicarnos que no existen circuitos, ni se presta atención a las producciones canarias en los teatros institucionales. La crisis sobrevoló sobre estas reivindicaciones y como decía con sorna Emilio Goyanes de Lavi e Bel : «Gracias a los que nos pagan la actuación el mismo día». Y es que la demora en los pagos se está empezando a hacerse notar. El mismo día la prensa local indicaba que el otro gran teatro de la ciudad, el Pérez Galdós, puede anular sus programaciones en abril si no recibe con urgencia dos millones de euros. Por lo tanto, habrá que seguir a Leo Bassi que cerró el espectáculo reivindicando la inocencia como un acto revolucionario, simbolizada en un patito de baño gigante.