Voronin acusa a Rumanía de instigar los disturbios y amenaza con usar la fuerza
El presidente moldavo, Vladimir Voronin, acusó ayer a Rumanía de estar detrás del estallido de la violencia en Chisinau, y amenazó con recurrir a la fuerza si las revueltas contra la victoria electoral del gobernante Partido Comunista de Moldavia continuaban.
GARA |
Las violentas protestas que los partidarios de la oposición han protagonizado en los últimos días en la capital moldava, Chisinau, se han convertido en una crisis diplomática después de que el presidente del país, el comunista Vladimir Voronin, señalara con el dedo a Rumanía, de la que Moldavia formó parte antes de ser anexionada por la Unión Soviética en 1940 y de acceder a la independencia en 1991, como instigadora de los disturbios.
De madrugada, la Policía recuperó el control del centro de Chisinau y los principales edificios públicos y cerró los accesos a la capital para evitar la llegada de manifestantes del resto del país y prevenir nuevos enfrentamientos. Los incidentes de la víspera se saldaron con una joven fallecida, según la televisión moldava, más de un centenar de heridos, algunos de ellos de gravedad, y 193 detenidos.
«En todos los procesos que han ocurrido aquí está involucrada Rumanía. La paciencia también tiene sus límites. Conocemos a los protagonistas de estos hechos, parte de los cuales han huido», afirmó Voronin. Bucarest rechazó de forma inmediata las acusaciones, que consideró una «provocación» y calificó de «inaceptables». No obstante, las autoridades moldavas declararon persona «non grata» al embajador rumano, Filip Teodorescu, al que expulsaron del país junto al ministro consejero de la embajada, Ioan Gaborean, además de llamar a consultas a la embajadora moldava en Bucarest.
El Gobierno moldavo aprobó también, en esa misma línea, la introducción de un régimen de visados con Rumanía, miembro de la UE desde 2007, y ayer mismo cerró sus pasos fronterizos con Rumanía, limitando el paso sólo a los ciudadanos moldavos que viven en las localidades rumanas próximas.
En un tono duro, el presidente de Moldavia amenazó, asimismo, con adoptar las «medidas convenientes» contra los manifestantes, a los que la víspera calificó de «fascistas borrachos de odio». Agregó que «entre 1989 y 1991, cuando era ministro de Interior, hice lo posible para evitar cualquier derramamiento de sangre en situaciones similares. Ayer -prosiguió- estuve a punto de recurrir a la fuerza. Si esto se repite, se adoptarán las medidas pertinentes. El poder tiene todas las razones para adoptarlas, de acuerdo con la ley».
Sordos a estas amenazas, alrededor de mil jóvenes volvieron a manifestarse ayer, coreando consignas contra los comunistas. A última hora de la tarde, trataban en vano de romper el cordón policial situado en torno a la sede del Gobierno. «Los comunistas falsificaron los resultados», insistían los manifestantes en el tercer día consecutivo de protestas.
La Unión Europea reclamó ayer «diálogo» y respeto al «Estado de derecho».
Los últimos resultados preliminares darían al Partido Comunista el 49,9% y no el 49,98% de los votos, como se dijo el lunes, lo que representa 60 y no 61 de los 101 escaños. En ese caso, la oposición podría bloquear la elección del nuevo presidente, ya que son necesarios 61 votos.
Redes sociales, blogs y sms desempeñaron un papel clave en las protestas antigubernamentales que sacaron a las calles en Moldavia a miles de jóvenes desde el pasado lunes. Las protestas, que reunieron hasta 15.000 personas contra la victoria electoral de los comunistas, se formaron de forma espontánea en el centro de Chisinau tras una campaña de envío de sms con el texto lanzada por opositores al Gobierno. Los manifestantes utilizaron también los blogs y las redes sociales Twitter y Facebook en internet para difundir informaciones eludiendo los canales habituales que, según los opositores, están controlados por el Gobierno.
Analistas políticos opinan que esta llamada, cuya respuesta sorprendió tanto a las autoridades como a los tradicionales partidos de la oposición, aprovechó el sentimiento de descontento de la juventud, y convenció incluso a adolescentes de 13-14 años, poniendo de relieve la brecha generacional entre ellos y los pensionistas, que en su mayoría apoyan al Gobierno. De hecho, otra acción difundida a través de sms animaba a esconder los documentos de identidad de los pensionistas para impedir que votaran.
La Comisión Electoral Central, que anunciará mañana los resultados oficiales, rechazó la petición de realizar un nuevo recuento de las papeletas electorales, rompiendo así el acuerdo alcanzado con Voronin, según afirmó el líder opositor Vlad Filat.
