CRíTICA cine
«La montaña embrujada»
Mikel INSAUSTI
A veces no hay opción para comparar un remake con la película original en que se basa, menos aún cuando la Disney ha sabido considerar la evolución del público familiar en las tres últimas décadas para poner en marcha esta conseguida actualización de «La montaña embrujada», una de las joyas de la casa dentro de su producción en acción real. Es imposible no echar de menos a la galería de villanos que desfiló en las dos entregas de mediados de los 70, con Ray Milland, Donald Pleasence, Bette Davis, Christopher Lee y Anthony James. Pero la nueva versión también tiene sus encantos, por encima incluso del aprovechamiento de las modernas técnicas de efectos especiales y del mayor derroche de medios para el rodaje de las escenas de acción. La clave del éxito de «La montaña embrujada» del 2009 reside en su despliegue humorístico, parodiando las películas de Spielberg sobre extraterrestres que se hacen amigos de los humanos, preferentemente niños. La Disney se lo puede permitir, porque ellos se adelantaron en 1975 con un producto que sirvió de innegable referencia para «Encuentros en la tercera fase» o «E.T.».
Me encanta Dwayne Johnson cuando se ríe de sí mismo y deja atrás la etapa de forzudo en que se hacía llamar La Roca, ya que gracias a esa instintiva autodesmitificación no acabará como el perdedor encarnado por Mickey Rourke en «El luchador». Está muy divertido en su papel de escéptico taxista de Las Vegas, que no aguanta a los «freaks» que asisten a la ciudad del juego a una convención sobre ufología. El toque cinéfilo del personaje deriva de su pasión por la conducción, como admirador de Steve McQueen y el Mustang que pilotaba en «Bullit», lo que le equipara en cierta medida con el Clint Eastwood de «Gran Torino». Su duelo con el actor irlandés Ciarán Hinds no tiene desperdicio, y es que el villano de la función caricaturiza la política exterior norteamericana, llegando a comparar en uno de sus discursos belicistas a los extraterrestres con los inmigrantes ilegales.