La pesadilla ha vuelto, si es que algún día se fue. Las calles de Bagdad y de otras localidades iraquíes se están tiñendo de rojo, día sí otro también, con una oleada de atentados que recuerda a aquélla que en 2006 estuvo a punto de empujar a Irak a una guerra civil interconfesional abierta.

Casualmente, este repunte de los atentados indiscriminados tiene lugar a escasas semanas de que, a finales de junio, se cumpla el plazo para la retirada de EEUU de las ciudades de Irak.

El objetivo de los ataques más sangrientos tampoco es baladí. Las víctimas son peregrinos chiíes, muchos de ellos de nacionalidad iraní.

Otro dato. El incremento de los atentados ha coincidido con la crisis de la alianza circunstancial entre el Gobierno chií, por un lado, y las milicias tribales suníes conocidas como Sahwas.

Armadas y financiadas en su día por EEUU para servir de parapeto contra la sección iraquí de Al Qaeda, estas milicias denuncian que están siendo relegadas al ostracismo, cuando no brutalmente reprimidas, por el Ejército y la Policía regulares iraquíes, controlados por los chiíes.

Algunos de los portavoces tribales han llegado a amenazar con retomar las armas contra los ocupantes y sus colaboradores nativos.

De momento, la pesadilla iraquí vuelve a desvelar a Obama cuando está a punto de cumplir sus cien días de mandato. ¿Cumplirá su promesa sobre Irak? ¿Le dejarán hacerlo los suyos? O, Simplemente, ¿podrá mantenerla? El capítulo de este episodio se juega en las calles de Irak y los actores son muchos. Es lo que pasa cuando abres una Caja de Pandora.