ELA sitúa la próxima edición del Primero de Mayo como una manera de «calentar motores» y de «agitación social democrática», como dijo Adolfo Muñoz, «Txiki», para impulsar la huelga general del 21 de Mayo, convocada en Hego Euskal Herria por la mayoría sindical vasca. Reconoció que «el sindicalismo vasco está vivo para la reivindicación», por lo que afirmó que «no vamos a permitir que otros gestionen la crisis, que seamos nosotros los paganos y que, para solucionar ese grave problema, se profundice en las mismas políticas que nos han llevado a esta situación».

ELA convoca este viernes a las 11.30 en la plaza del Sagrado Corazón un mitin con la intervención de Patxi Agirrezabala y Muñoz, para después iniciar una manifestación por la Gran Vía hasta la plaza Circular. Posteriormente, ELA celebrará con una comida en el BEC esta jornada reivindicativa.

Freno a la explotación

Junto a Amaia Muñoa, secretaria general adjunta de la central sindical, Txiki Muñoz precisó que la huelga general es necesaria para «frenar las políticas de apoyo desde los gobiernos y las administraciones» a la élite económica, que lleva «quince años de enormes beneficios económicos» y «cuando llega la época de vacas flacas pretende que recaigan las consecuencias de la crisis sobre la espalda de los trabajadores. Eso no lo podemos consentir».

El líder sindical expresó que la huelga general «es una herramienta imprescindible» de la clase trabajadora para «sacudirse el chantaje de la patronal» y poder hacer frente a la pérdida de empleo y a la merma de las condiciones laborales que «nos trata de imponer en la negociación colectiva». Muñoz recalcó que «quienes deciden las políticas económicas, fiscales y sociales, por un lado, y quienes les acompañan en esa labor por otro, quieren que les dejemos solos para seguir haciendo lo que han hecho hasta la fecha, es decir, políticas presupuestarias, laborales y fiscales que sólo han favorecido la mayor acumulación de capital de la historia».

ELA reconoce que en esa época de esplendor para los bolsillos de la élite económica «se creó empleo, pero precario. Se está despidiendo a una velocidad sin precedentes», dijo Muñoz, quien añadió que «existe el peligro, cada vez más directo, de que todos esos expedientes de suspensión, se conviertan en despidos si no hay una salida a la recesión económica en breve plazo. El paro subirá».

En el mercado laboral vasco hay alrededor de 400.000 trabajadores con empleos temporales y, por otro lado, en estos quince años de enormes beneficios económicos para las empresas, «los salarios de los trabajadores no han crecido de igual manera». Además, «se ha precarizado el mundo del trabajo, ya que uno de cada tres trabajadores no llega a los mil euros al mes de salario».

Este grave problema por el que atraviesa el mercado laboral se debe, a juicio del secretario general de ELA, a que «las patronales consiguen de los gobiernos todo el margen posible para la destrucción fácil de empleo». A la vez recordó a los gobernantes y sus acólitos que «no quieren cambiar ninguna política que se ha hecho hasta la fecha. Ni Patxi López, ni nadie, ha cuestionado que los ricos paguen menos impuestos, ni ha dicho nada a favor de que se recupere la progresividad fiscal para que quienes más tienen paguen más; ni tampoco se han pronunciado en contra de las medidas fiscales que permiten a las rentas altas ganar más; ni nada de combatir el elevado fraude fiscal existente».

Bolsas de pobreza

Muñoz advirtió de que el incremento del desempleo está elevando las bolsas de exclusión social y de pobreza, pero «las administraciones públicas no aumentan sus presupuestos de gasto social, todo lo contrario, estamos a la cola. Después de quince años de enormes beneficios económicos, el gasto social está en la cola de la UE».

El dirigente sindical llama a acudir a la manifestación del Primero de Mayo porque servirá para «calentar motores» y porque es necesaria «una gran respuesta» porque, como expresó, «la patronal va a por todas en esta coyuntura de crisis. Chantajea a los gobiernos para profundizar en esas políticas presupuestarias, económicas y de empleo que les beneficien, pero también nos chantajea en la negociación colectiva para reducir salarios y aumentar la jornada. Tratan de que los trabajadores carguemos sobre nuestras espaldas la crisis que han generado con la ayuda de los gobiernos que les han permitido la acumulación desmesurada de riqueza».