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Atentado en Cantabria

ETA ataca un repetidor en Guriezo con un explosivo de entre 3 y 5 kilos

Una bomba de ETA causó ayer daños considerables en un repetidor de telefonía ubicado en el municipio cántabro de Guriezo. La alarma se extendió hasta Castro Urdiales con la especulación alimentada sobre la existencia de un segundo artefacto explosivo que, tres horas después, fue negada por las FSE, que rastrearon la zona con dotaciones de artificieros. Aunque la bomba explotó a las 7.10, no se tuvo conocimiento hasta las 13.15, gracias al aviso de un paseante.

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GARA | GURIEZO

Un artefacto cargado con entre 3 y 5 kilos de explosivo causó ayer daños considerables en la base de un repetidor de telefonía del municipio cántabro de Guriezo, así como en un muro de un edificio adyacente y en su interior, además de provocar un socavón en el suelo. Aunque la bomba, según informaron las autoridades cántabras, explosionó a las 7.10, no fue hasta seis horas después cuando se tuvo conocimiento del ataque. Las autoridades especularon hasta la tarde con la colocación de una segunda bomba en Monte Cueto, ubicado en Castro Urdiales, aunque luego se desmintió.

La bomba estalló un repetidor situado en el puerto de montaña Alto de la Granja -una zona alejada de núcleos urbanos- del municipio cántabro de Guriezo, aunque fue gracias a la llamada de un paseante, miembro a su vez de Cruz Roja, como se supo. Según señalaron las autoridades cántabras, el hombre informó sobre las 13.00 de que cuando subió al monte a cuidar el ganado divisó un letrero con el anagrama de la organización armada y en el que se leía «Peligro. Bomba de ETA», y que escuchó además el sonido de la alarma del repetidor atacado.

Especulaciones y desalojo

Esta alarma estuvo sonando durante seis horas, ya que, según las FSE, el artefacto, que contenía entre 3 y 5 kilos de un explosivo aún sin determinar, estalló en torno a las 7.10.

Si bien se dio cuenta de la explosión pasadas las 14.30, poco después las autoridades españolas alarmaron sobre la colocación de un segundo artefacto en un urepetidor de radio y televisión en el Monte Cueto, en Castro Urdiales, tras haber recibido, según las mismas fuentes, una llamada anónima. La especulación sobre si se trataba de una bomba «trampa» fue alimentada inmediatamente, pero, sin embargo, pasadas las 17.30 los equipos de artificieros de la Guardia Civil y la Policía española lo desmintieron después de levantar el perímetro de seguridad y rastrear concienzudamente la zona.

Durante ese lapso de tiempo, como medida de precaución, las FSE desalojaron el colegio público Menéndez Pelayo de Castro Urdiales, situado a unos 400 metros del Monte Cueto.

Las declaraciones de condena por el ataque de ETA no se hicieron esperar, ni tan siquiera hasta esclarecer o no la existencia de un segundo artefacto. Así, la mayoría de las muestras de repulsa se referían a dos bombas, aunque finalmente sólo había sido una.

Mientras que desde Madrid la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, se ciñó a mostrar su «condena radical», desde el próximo Gobierno de Lakua tanto Patxi López como Rodolfo Ares hicieron hincapié en la necesidad de «combatir el terrorismo en todos los frentes», a lo que añadieron que el nuevo Ejecutivo del PSE «jugará un papel fundamental para conseguir que todos los ciudadanos de la Euskadi diversa y plural convivan en paz y libertad».

Se les añadieron las del presidente de Nafarroa, Miguel Sanz, y formaciones políticas como PP, EB y EA.

«No era pequeña»

Aunque aún no se ha determinado qué tipo de explosivo fue empleado, el delegado del Gobierno español en Cantabria, Agustín Ibáñez, informó de que la bomba «no era pequeña».

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